CON PRIMA DE RIESGO

España obtendría un aprobado raspado en un examen general de cultura financiera

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Un hecho que influye sin lugar a dudas en nuestra  capacidad para crecer y generar crecimiento

Imaginen 100 euros depositados en una cuenta de ahorro que les renta un tipo de interés del 2% anual,  al cabo de 5 años ¿qué saldo creen que tendrán si mantuviesen el dinero depositado generando intereses? Supongan ahora que el tipo de interés de su cuenta de ahorro es del 1% anual y que la tasa de inflación es del 2%, ¿qué cantidad de bienes creen que pueden comprar con el dinero ahorrado al cabo de un año? Por último, califiquen si pueden, la siguiente afirmación en verdadera o falsa: “Invertir en acciones de una única empresa suele generar una rentabilidad más segura que invertir en participaciones de un fondo de inversión”.

Estas tres preguntas se utilizaron de forma masiva por primera vez en Estados Unidos en el año 2004 incluyéndose en la encuesta Household Retirement Study realizada a nivel nacional. Las preguntas formuladas determinaban si un individuo es capaz de realizar una operación muy simple de cálculo del interés compuesto, si la persona es consciente del efecto de la inflación en sus cálculos financieros y si conoce el principio de diversificación del riesgo y el producto financiero “fondo de inversión”. El resultado mostraba a solo un 34,3% de los encuestados respondiendo correctamente las tres preguntas, mientras que un 9,9% contestaban incorrectamente todas. 

Desde entonces, estas tres cuestiones son un clásico en la medición de la formación financiera internacional  en la que el uso creciente de productos financieros en los países desarrollados da cuenta de la necesidad de la población de manejar estos instrumentos, de la importancia de ser capaz de evaluar alternativas financieras y de elegir correctamente productos donde la toma de decisiones financieras sensatas requiere ser capaz de llevar a cabo ciertos cálculos básicos que permitan comparar correctamente las alternativas que se ofrecen. 

De hecho los medios de comunicación tras la crisis global vivida han llenado de este hecho titulares:  historias de personas que perdieron sus ahorros por tomar malas decisiones  o suscribir productos financieros inadecuados.  Resulta por ello importante medir cómo se distribuye esta capacidad entre los particulares  para determinar cómo de expuesto se encuentra un sistema a las consecuencias de decisiones financieras equivocadas. 

Un trabajo de Marco Trombett acerca de la educación financiera y el  emprendimiento en España revela una economía en tránsito, de un modelo basado en negocios de corte tradicional gestionados con criterios conservadores a otro más moderno y con un conocimiento más sofisticado de los conceptos financieros. A dicho efecto Trombett formuló un nuevo conjunto de preguntas relacionadas con la financiación y el reporting financiero de la empresa,.Ocho preguntas divididas en 3  básicas y 5 cuestiones avanzadas. Y si las tres primeras fueron las utilizadas habitualmente en los estudios anteriores sobre educación financiera en todo el mundo, las siguientes cinco preguntas se crearon ad hoc para el estudio y con ellas se pretendía evaluar el nivel de educación financiera relacionada con la gestión empresarial.

Ahí van las cuestiones avanzadas formuladas: ¿No tener deuda es siempre una situación deseable para una empresa?;  Cuando las ventas aumentan, ello significa que la empresa goza de buena salud?; Si el efectivo al final de un determinado periodo es mayor que al comienzo del periodo ¿esto significa que la empresa ha generado un beneficio positivo?;  Una empresa acaba de adquirir un bien de equipo por el que ha pagado 200 euros. Este activo será utilizado durante 5 años, ¿se verá reducido el beneficio del ejercicio actual?;  y por último: La rentabilidad sobre activos se conoce como ROA y la rentabilidad sobre los fondos propios invertidos por los accionistas en la empresa se conoce como ROE. ¿Cuándo es más sostenible el nivel de deuda? Si ROA > ROE,  ROA < ROE  o ROA = ROE.

Los resultados desvela  que en este país, el nivel general de educación financiera básica es bastante elevado, solo por detrás del registrado en Alemania y Suiza, habiéndose documentado además un nivel más alto de educación avanzada entre aquellas empresas jóvenes que habiendo superado una fase emergente, encaran ahora la madurez y tienen gestores con experiencia.  

Con todo, las conclusiones esbozan una escasa sofisticación en cuanto a las habilidades de los españoles en la gestión financiera, una aversión a la deuda como fuente de financiación y la preferencia por el método de caja para calcular la rentabilidad financiera.  La razón que subyace podría deberse a nuestro tránsito por una crisis económica generalizada y a las dificultades para hacer frente a los pagos y a la deuda pero que indudablemente conforma a su vez actitudes con influencia en la capacidad de las empresas para crecer y ser motor de crecimiento.

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