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¿Hacemos una playa en Ourense?

UMM AL-QUWAIN - CIRCA 1972: stamp printed by Umm al-Quwain, shows Sheikh and Fish, circa 1972
photo_camera Paul Torday, "La pesca del salmón en Yemen".

Mi experiencia en consultoría me dice que se pueden alcanzar los sueños laborales, aunque éstos parezcan barbaridades

Recientemente he vuelto a leer un libro que ya me gustó en su día y que nuevamente me ha encantado por los paralelismos que se pueden encontrar entre el libro y la realidad que vivimos. El libro es de Paul Torday y se titula “La pesca del salmón en Yemen”.


Esta es la trama del libro:  un jeque yemení, que viene de vez en cuando al Reino Unido, es un gran aficionado a la pesca y practica en Escocia la pesca del salmón, de tal manera que convierte este deporte en su motor de vida y en su único hobby. A partir de ahí, y fruto de la ingente imaginación de este jeque (también fruto de la cantidad de dinero que tiene) se plantea el llevar la pesca del salmón a Yemen. Y para eso intenta contar, y lo consigue, con los servicios de departamentos británicos especializados en temas de piscicultura. Y claro, son muchos y muchas los que, cuando escuchan la noticia se asombran de cómo van a poder sobrevivir los salmones británicos con el calor del desierto de Yemen y de si la historia tendrá alguna probabilidad de triunfar.


Es evidente que este libro ha sido todo un éxito porque se pueden analizar todas las analogías con España, donde nos dio por empezar a construir aeropuertos por todas las ciudades de España, a pesar de que la mayoría podíamos, desde fuera, saber que eran obras innecesarias y que para lo único que iban a servir era para satisfacer los delirios de grandeza y de locura de algunos de nuestros políticos.
Pero hoy no quiero centrarme en la analogía del libro con lo que hicieron algunos de nuestros políticos, sino con la idea de ese jeque yemení que se lanza a esa aventura bajo el asesoramiento de una persona que dice llamarse “consultor” y que le asesora y le ratifica en esta aventura sin pies ni cabeza como es hacer que se puedan pescar salmones en el desierto de Yemen.


Esto me lleva hoy a denunciar, que al igual que ocurre en todas las profesiones, lamentablemente hay personas que dicen ser en su tarjeta de visita “consultor de empresa” y que lo único a lo que se dedican es a engañar a empresas con problemas, que buscan soluciones, y además que sean soluciones rápidas y urgentes.
Me enfurece ver como estos personajillos, aprovechando de la necesidad de muchas empresas que entienden que necesitan de alguien que les aconseje, les llevan a estas empresas por caminos que no tienen ningún sentido y que para lo único que sirve es para que estas organizaciones empeoren su situación, entre otras cosas porque encima les cobran unas cantidades de dinero desorbitadas.


Igualmente me entristece comprobar cómo estos consultores de pacotilla, ante cualquier idea alocada de sus clientes, en vez de intentar posicionarles desde puntos de partida más verosímiles, tan solo se dedican a decir a todo que sí, de tal manera que se vea como algo normal el conseguir “pescar salmones en Yemen”.
Querido emprendedor, querida emprendedora, hoy quiero decirte que a lo largo de tu recorrido empresarial es probable que necesites la ayuda de una consultoría de empresa y créeme cuando te digo que es bueno dejarse apoyar y asesorar por profesionales que te abren la mente y te hacen ver la realidad desde posiciones que tú no imaginabas. De hecho, mi experiencia en asesoría es muy gratificante al ver que empresas que estaban con números rojos pasan en menos de un año a números negros, en muchas ocasiones con pocas acciones o, simplemente, reorganizando procesos.


Pero déjame que te diga también que desconfía de los “consultores-milagro” que parecen tener el ungüento amarillo que todo lo arregla, desconfía de los “consultores-gurús” que de todo parecen saber, desconfía de los “consultores-fórmulauno” que te dicen que en cuatro horas te arreglarán tu empresa, desconfía de los “consultores-sísí” que a todas tus propuestas te digan que sí y te animen a lanzarte a aventuras imposibles de alcanzar.


Eso sí, no quiero que te quedes hoy con el sabor de boca de que los “imposibles” no existen, porque te estaría engañando y porque además no es mi estilo, ya que siempre busco esos sueños para mí y paras mis clientes que de partida parecían inalcanzables. Mi experiencia en consultoría me dice que se pueden alcanzar los sueños laborales, aunque éstos parezcan barbaridades; de hecho, si el sitio de Galicia donde más rico sabe el pulpo es un sitio de interior, ¿qué nos impide imaginar que se pueda construir una playa en Ourense?

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