ECONOMÍA CIUDADANA

La seguridad alimentaria es ya una cuestión de Estado dentro de la UE

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El desarrollo de la globalización y del mercado internacional también afecta a nuestra alimentación.

El desarrollo de la globalización y del mercado internacional también afecta a nuestra alimentación. Cada vez más en la mesa comparten espacio productos de distintos países y de distintas formas de comer. A la vez, las clases altas y medias de los países desarrollados están mostrando una diferencia radical en el consumo alimentario. Ya no es un factor capital el precio sino que el cambio tiende a valorar más la calidad, la trazabilidad y su aporte para una alimentación sana y nutritiva. Es una tendencia central en Estados Unidos, Europa y también en China, donde crece la clase media.

El cambio ya no solo procede del valor nutritivo del alimento sino también de su capacidad alimentaria y de respeto y ayuda a la salud. En este contexto es vital asegurar que los distintos productos que forman parte de nuestros alimentos diarios y de nuestros condimentos estén seguros y protegidos. 

En este origen nacen las normativas de seguridad alimentaria y de protección de la cadena alimentaria. Tanto en forma de leyes nacionales o europeas como por ejemplo la Ley 17/2011, de 5 de julio, de seguridad alimentaria y nutrición, que constituye el soporte legal sobre el que se fundamentan todas las actuaciones relacionadas con la seguridad alimentaria. 

Debemos sumar la existencia de una seria de normas que ayudan a las empresas en sus labores de protección. Caso de la norma internacional ISO 22005:2007(es) de Trazabilidad en la cadena de alimentos para alimentación humana y animal. Esta norma es emitida y elaborada por ISO (Organización Internacional de Normalización) formado por una federación mundial de organismos nacionales de normalización (organismos miembros de ISO). Este estándar internacional proporciona los principios y especifica los requisitos básicos para el diseño y la implementación de un sistema de trazabilidad de la cadena alimentaria.

En todo caso, el mercado mundial alimentario está en un proceso de amplio cambio donde la seguridad, la preservación y mejora de la calidad de los alimentos y sus capacidades para generar mejoras en la salud de los consumidores, es una de las mayores medidas de actuación.

La Unión Europea cuenta con uno de los estándares de seguridad alimentaria más altos del mundo, en gran parte gracias al sólido conjunto de legislación de la UE vigente, que garantiza que los alimentos sean seguros para los consumidores. Con todo, debemos sumar el conjunto de instituciones que protegen a los ciudadanos, como La EFSA, una agencia europea responsable de la evaluación de riesgos y de la gestión de riesgos. 

O el caso de la RASFF, creado en 1979, que permite compartir información de manera eficiente entre sus miembros (autoridades nacionales de seguridad alimentaria de la UE-28, Comisión, EFSA, ESA, Noruega, Liechtenstein, Islandia y Suiza) y ofrece un servicio ininterrumpido para garantizar que las notificaciones se envían, reciben y responden de manera colectiva y eficiente. 

Como ven, la seguridad alimentaria es un punto central en las actuaciones colaborativas de los estados miembros para asegurar que los alimentos que consumimos sean adecuados y seguros en un contexto de mejora de la calidad de vida.     

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