Con prima de riesgo

¿Tenemos de verdad una buena calidad de vida en nuestro entorno?

Ourense muestra un amplio ratio de sobreenvejecimiento, es decir, mayores de 85 años

La Unión Europea se empieza a cuestionar si sus políticas han sido adecuadas en la gestión de la crisis y en respuesta de los problemas locales de las comunidades de ciudadanos. Ya ven, Europa no deja de ser un elefante que evita entrar en las cacharrerías para no llamar  la atención, pero a la vez convierte su lejanía en un problema de gestión. 

Si alguna vez han gestionado un programa con fondos europeos sabrán qué exigentes son con la presencia de logos europeos, placas explicativas o carteles para que todo el mundo sepa que esta o aquella obra la ha financiado Europa en su conjunto, o al menos parte de la misma.

Pero nunca se le pregunta al vecino si está contento con ella, paradojas de una organización lejana y “desconocida” para muchos.

En este tiempo donde la extrema derecha y la extrema izquierda crecen a costa de criticar las acciones u omisiones del elefante europeo, me pregunto si dentro de unos pocos años nos encontraremos discutiendo, al estilo de la Ley de Memoria Histórica, si este cartel de FEDER debe ser quitado o no de esa autovía. 

¿Que por qué les cuento todo esto? Porque ahora, una vez más, Europa discute su futuro y ello es porque la población joven y no tan joven se ha puesto de acuerdo en que el pesimismo rinde pleitesía en muchos hogares de España y de Europa, ya que consideran que la UE o el euro son culpables a partes iguales de la situación económica de sus hogares y sobre todo del “robo” con alevosía de su futuro. 

Este mensaje cunde cuando una buena parte de los economistas consideran que las medidas tomadas, de derechas o de izquierdas, ya no son adecuadas para el progreso de la sociedad. La propia Christine Lagarde, directora del Fondo para la “preservación del neoliberalismo”, perdón por el chiste fácil, indica que  “el crecimiento sólo ha beneficiado a unos pocos”, y así certifican estudio tras estudio de los economistas del Fondo Monetario Internacional (ahora sí) y de su vecino (ideológico) el Banco Mundial. Además, aseveran que la desigualdad de rentas en las economías más avanzadas puede ser un serio peligro para el mantenimiento del sistema económico.

Ya ven, si suben los pobres, los ricos no tienen a quién vender. Curioso. En un mundo donde se producen grandes avances contra el hambre y  la pobreza extrema, no somos capaces de mejorar la situación de una parte de la población de los países ricos. 

Los datos

Como siempre, les aporto algunos datos: Tanto Eurostat  como el INE, oficinas estatales y europeas de análisis estadísticos oficiales, han desarrollado indicadores para valorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

En un análisis con valores económicos objetivos, podemos identificar que España se encuentra ligeramente por debajo de la media de la Unión. No nos sorprenderá en el análisis que los países nórdicos y Luxemburgo lideren este ránking.

De los ratios económicos podemos defender nuestra situación en vivienda. Los españoles le dan una nota de 7,3 a sus casas (7,5 de media en la UE y 8,4 en Dinamarca y Finlandia, los líderes) y solo el 5,4% de los españoles vive en una vivienda que no cumple los criterios de Eurostat. 

En contra, el empleo nuestra tasas de paro de dos dígitos superiores a la media de Europa tanto para España como para Ourense.

Pero deberíamos llamar la atención sobre las cifras de tasa de ocupación donde España, con un 59%, y Ourense, con cifras que bajan del 50%, están muy lejos de la media de Europa (66%) y de las más de 76% de los países nórdicos.

En contrapartida, España es el segundo país de Europa en horas trabajadas, superando la media europea con 37,7 horas semanales. 

Eso sí, somos el país del continente con mayor esperanza de vida (83 años), tres años más que la media que da el Eurostat. Este indicador nos lleva a pensar que nuestro clima, alimentación o sistema sanitario mejora nuestra calidad de vida.

Ourense muestra un amplio ratio de sobreenvejecimiento, es decir, mayores de 85 años. En este sentido los españoles estamos en la media de una serie de indicadores. Eso sí, esto de la calidad de vida es un proceso que va por barrios y que además cuenta con una serie de connotaciones personales, caso de la salud o la seguridad laboral. 

Volviendo a nuestro comienzo, los mismos expertos que hace pocos años reclamaban equilibrios presupuestarios, sin considerar los efectos sociales, son ahora los que dicen que, bueno, quizás exigieron demasiado y debe cambiar la situación. 

Todo esto me recuerda a un economista llamado Rolando Astarita, que sostiene que la economía se encuentra en un proceso gris (economía en crecimiento gris), que sin aburrirles en detalles, viene a decir que ni tanta derecha ni tanta izquierda, sino capitalismo distributivo para todos. 

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