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El valor del “Capital Natural” es clave para potenciar los recursos gallegos

Galicia es el territorio de muchas oportunidades, también del aprovechamiento de los recursos medioambientales. Las masas forestales, los ecosistemas y espacios naturales ofrecen posibilidades para su explotación racional. El medio natural proporciona servicios básicos para la vida, por ejemplo para la alimentación. Preservar y aprovechar esas posibilidades es un factor a tener en cuenta. Sin embargo, no siempre esas iniciativas están en las agendas públicas o privadas.

La Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro se incidió en la importancia del medioambiente y de los servicios que proporciona para preservar la existencia humana. En la Cumbre se definió los servicios del medioambiente bajo la denominación colectiva de “Capital Natural” de la Tierra. La denominación incluye los bienes naturales de la Tierra (suelo, aire, agua, flora y fauna) y los servicios de los ecosistemas derivados, que hacen posible la vida humana. El concepto de Capital Natural se formaliza a principios de los años noventa. Uno de los primeros trabajos que se conocen estuvo a cargo de Robert Constanza y Herman Daly (1992), en el que se define Capital Natural como todos los excedentes de la naturaleza que producen un flujo sostenible de valiosos bienes y servicios útiles o renta natural a lo largo del tiempo. Por ejemplo, una reserva o población de árboles o peces proveen un flujo o una producción anual de nuevos árboles o peces.  La reserva que produce el flujo sostenible es el Capital Natural.

El medio natural proporciona servicios necesarios para la vida humana, caso de servicios de provisión (alimento, agua dulce, madera y fibras), servicios de regulación (del clima, purificación de agua, regulación hidrológica) y servicios culturales (estéticos, recreativos, educativos, turismo). 

La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, estudio desarrollado por la ONU, estimó que aproximadamente el 60% de estos servicios se habían reducido en los últimos 50 años debido, principalmente, a la actividad humana. Acción humana que provoca un desarrollo acelerado de los procesos ambientales y con efectos sobre la raza humana que se identifica en los fenómenos de desigualdad y pobreza. Estos efectos se deben a la no consideración de los aspectos ambientales en la economía neoclásica (MARM, 2010). Para corregir estas deficiencias, emergen dos enfoques posibles: el de la economía ambiental y el de la economía ecológica. La economía ambiental opta por la valoración económica de los recursos naturales como medio para lograr la máxima eficiencia en la asignación de los recursos naturales. El objetivo final es darle un valor económico a los recursos intangibles que nos oferta la naturaleza. 

Los bienes y servicios provenientes del Capital Natural son mal evaluados desde el punto de vista de los criterios económicos, ya que pasan inadvertidos para consumidores y ciudadanos y en muchos casos se consideran bienes “gratuitos”. Esta creencia permite su uso abusivo y no óptimo en el conjunto del planeta.

Estos servicios de los que hablan Constanza y Daly, fueron definidos por Gretchen Daily en 1997 como Servicios Ecosistémicos, que son todas aquellas condiciones y procesos mediante los cuales los ecosistemas naturales y las especies que los conforman, sostienen y satisfacen las necesidades y el bienestar humano. Con estas definiciones, y durante este mismo año, Constanza junto con otros autores publicaron “The value of world’s ecosystem services and natural capital”, uno de los trabajos pioneros en el tema de valorización de los servicios.

El concepto de Capital Natural empezó a ser desarrollado de manera tal que el ambiente pueda ser incluido en cálculos económicos (Grima et al. 2003), y en el que la naturaleza es concebida como un capital que debe ser preservado, conservado y renovado para el desarrollo económico actual de la vida humana (Fenech et al. 2003).

GALICIA

El estudio mundial de las Naciones Unidas realizó una estimación del valor económico de 17 servicios ecosistémicos en 13 biomas a nivel global. Los resultados sugieren que, en general, los ecosistemas generan cerca de 54 trillones de dólares/año. 

Tenemos algunos ejemplos como el caso del análisis de los costes de los incendios forestales en Galicia. La estimación de Barrio, M., Loureiro, M. y Chas M. L (2007).  Analizan las pérdidas a precios de mercado del sector turístico, de perdida de madera, la  pérdida capacidad de secuestro de carbono, o la pérdida de biomasa. Alcanzando unas cifras que superan los 145 millones de euros. El Proyecto VANE, (2010) analiza los costes de la erosión del suelo en España, dando un valor total en España de 443.022.879 €/año.

González, M., (2000), examina la valoración de los espacios verdes en espacios urbanos de la ciudad de Vigo, y alcanza un resultado de valor económico de 12.020 euros al año por kilómetro. Albino (2000) examina el valor de las Islas Cíes como recurso ambiental y establece un valor cercano a 13 euros de beneficio ambiental por visitante.

Maria y otros autores (2006), analizan el impacto de la catástrofe ambiental del hundimiento del Prestige alcanzado en sus análisis unas cifras de perdidas ambientales de 774 millones de euros. 

Actualmente, con el estudio de la Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad (TEEB-The Economy of Ecosystem and Biodiversity) que se viene desarrollando desde 2007, se ha establecido que el concepto de Capital Natural no puede ser visto solamente desde el punto de vista de la ecología y la economía, sino que también debe ser comprendido en términos sociales y culturales.

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