Colexio de Fonseca

Dedican una muestra al fuerte de San Cristóbal, donde murieron 96 gallegos

Una parte de la muestra 'Que aflore o soterrado: O Forte de San Cristóbal, baluarte da represión franquista (ÓSCAR CORRAL)
photo_camera Una parte de la muestra 'Que aflore o soterrado: O Forte de San Cristóbal, baluarte da represión franquista (ÓSCAR CORRAL)

En colaboración con el Ateneo y la USC, el equipo que ha estudiado durante 25 años el lugar navarro donde padecieron prisión 608 gallegos, ofrece una muestra de los resultados de su trabajo

En colaboración con el Ateneo y la USC, el equipo que ha estudiado durante 25 años el Fuerte de San Cristóbal, en Navarra, donde padecieron prisión 608 gallegos, ofrece una muestra de los resultados de su trabajo en el Colexio de Fonseca, que se abrirá al público el próximo lunes.

Considerado el penal más duro del franquismo, en el fuerte murieron 96 gallegos, fusilados, por aplicación de la ley de fugas, por hambre o malos tratos, los cuales reciben hoy homenaje con la muestra, denominada "Que aflore o soterrado".

La exposición fue explicada por Koldo Pla Larramendi, el principal historiador de este lugar, un fuerte que permaneció en labores carcelarias abierto de 1934 a 1945, y ésta recoge las condiciones de frío, hambre y malos tratos que los propios presos expresaron en graffitis en las paredes, que también se muestran.

Uno de los apartados se refiere a la fuga que se registró en mayo del 38, sin ayuda exterior y que permitió la salida de 2.500 presos, pero fue abortada por el aviso que consiguió dar un soldado, por lo que, finalmente, solo tres lograron llegar a Francia y 207 murieron, de los que 55 eran gallegos.

También se refirió el investigador a la figura de Francisco Lamas, médico que había sido alcalde de Lugo y que tuvo un importante papel en el cuidado de sus compañeros de prisión, y cuando se convirtió en un hospital penitenciario, del que fue "médico casi oficial".

Varios de los paneles de la exposición recogen el denominado "cementerio de las botellas", ya que los cuerpos eran enterrados con una botella entre las piernas con información sobre su identidad, condena o domicilio, aunque fueron pocas, una docena, las que no perdieron el tapón o en las que no entró la humedad que destruyese esa información.

Por el Ateneo compostelano, Francisco Candela resaltó el carácter de homenaje que tiene esta iniciativa hacia las personas que dieron la vida por las libertades democráticas y los valores republicanos, mientras que el también comisario de la exposición, el periodista Xosé Ramón Pousa, sobrino-nieto de uno de los fallecidos en el fuerte e identificados, resaltó que la recuperación de la memoria histórica es un acto de Justicia.

Pousa señaló el papel de unas personas que contribuyeron a la democracia y comentó que el proceso de transición en España fue tan rápido que dejó muchas cosas "tapadas", como los más de 600 presos gallegos a casi 1.000 kilómetros de sus casas y la mayoría con condenas a cadena perpetua.

El vicerrector Roberto López señaló que, para la USC, esta exposición entronca con los trabajos de recuperación de la memoria histórica que se siguen por equipos de la facultad compostelana y cuyos miembros, encabezados por el catedrático Lorenzo Fernández Prieto, intervendrán en la mesa redonda con la que se clausurará la exposición el próximo 2 de marzo.

López recordó las palabras de un discurso del político Manuel Azaña cuando se refirió a aquellos que, envueltos por la tierra madre, iluminan con su luz recordándonos lo que debemos hacer.

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