LA REVISTA

Comer "fast food" en casa sin acabar con la salud

preparados_para_cocinar_result
photo_camera Congelados preparados para cocinar.

Pocas cosas han suscitado un acuerdo tan unánime como el rechazo a la comida procesada. No por su base, sino por los ingredientes añadidos para estabilizar su sabor y conservarla en condiciones. Las elaboraciones no industriales, pueden constituir una alternativa saludable.

La elaboración industrial  de hamburguesas, zorzas, pollos al ajillo, alitas de pollo en salsa barbacoa, pinchos morunos y otros productos que encontramos muchas veces en los lineales de grandes superficies, se han convertido en el objetivo de una cruzada contra los alimentos procesados.

¿Es insana una hamburguesa? dependerá de la cantidad de grasa que lleve, del tipo de carne y , sobre todo, dde los conservantes, estabilizantes, aromatizantes y antioxidantes que se le añadan. Su vida, como la de toda la carne picada, es muy efímera. Una vez que pasa por la máquina de picar, debe conservarse a menos de cinco grados como máximo 48 horas, salvo que sea tratada con aditivos y conservantes.

Pero frente a la elaboración industrial pensada para una distribución de ámbito nacional y cientos de kilómetros de transporte desde el punto de origen hasta el destino del consumidor final, está emergiendo una nueva corriente en los supermercados de proximidad, de realizar directamente sus elaboraciones en la propia sección de carnicería. 

Varias cadenas de supermercados gallegas han opgtado por esta solución, pensada para un consumo prácticamente inmediato y a la vez para dar alternativas de rápida ejecución a quienes se acercan a la compra en el corto plazo de tiempo que media entre la salida del trabajo a mediodía y la hora de comer.

Eroski, Froiz, Aquí  é, Gadis, han desarollado sus propias estrategias y su propio surtido de elaboraciones cárnicas. Ternera, cerdo, pollo, conejo, pavo suelen constituir la materia primordial en la elaboración de esos platos que no están precocinados, sino siempremente listos para su cocinado en el horno, la sartén, la barbacoa o la plancha.

En aquellos establecimientos en los que la elaboración es prácticamente inmediata a su compra no requieren la intervención de más aditivos que los propios a su receta, supongamos los aromáticos y colorantes naturales de una zorza, o de un pollo al ajillo, por poner dos de los ejemplos más comunes. 

Hace año y medio la Organización Mundial de la Salud estigmatizó la carne procesada por su relación con el cáncer. En una primera instancia se incluyó en el mismo saco toda aquella que era sometida a un proceso de conservación o era cocinada a altas temperaturas. Hoy día se ha matizado mucho aquella igeneralización, limitándola al procesado industrial que emplea determinado tipo de conservantes como son los nitratos, o a ahumados y cocinados a alta temperatura que generan hidrocarburos aromáticos policíclicos, o emplean aceites que contienen un alto porcentaje de grasas saturadas, como son el aceite de coco o el de palma.

Te puede interesar