Vizela es una pequeña localidad termal, en Portugal. Pequeña pero con un caudal de aguas sulfurosas de más de un millón de litros al día.
La conocí hace veinticinco años, cuando todavía era una parroquia del municipio de Guimãres, que está a dos kilómetros de distancia. Desde 1998 es un municipio independiente. Se segregó, como en su día había hecho Mondariz Balneario de Mondariz.
En esta pequeña ciudad, que en el pasado tuvo casino, se encuentra el restaurante del que nos ocupamos hoy. Se llama “Raínha” y está en el centro, muy cerca de la Cámara Municipal y de la estación del tren. Su aspecto interior es rústico, con paredes de piedra desnuda y ventanas de madera y su carta es amplísima. En el apartado de pescados, bacalao y merluza acaparan las mejores propuestas, pero cuenta también con carne, sobre todo de ternera, y unos platos de cuchara que se parecen mucho a los nuestros. Por ejemplo, las tripas al modo de Porto. Se trata de una variación singular de los callos que tomamos a este lado de la frontera, pero en vez de acompañados con garbanzos, lo hacen con habichuelas y chorizo de sangre que se parece mucho a nuestra morcilla cebollera, cuya aromática presencia predomina, hasta darle casi el sabor de una fabada, pero mucho más suave.
El establecimiento resulta muy acogedor, el servicio es muy atento, como ya es proverbial en Portugal, y las raciones son tan abundantes como bien elaboradas. Un restaurante ideal para compartir mesa y probar, de aquí y de allá, su paté casero de marisco, los filetes de pescada rebozada, las tripas, la carne... y sobre todo, los postres, que tan amplia su carta como la de las viandas que los preceden.
