"Green Book” y "Bohemian Rhapsody” aparecen como segundas opciones
El próximo domingo, 24 de febrero, tendrá lugar una nueva edición de los Oscar que encumbran a lo mejor del cine estrenado en ese país a lo largo de 2018. En este edición, como en la anterior, hay que hablar, con excepciones, de una cosecha de calidad media-baja.
Si echamos un vistazo a la lista de nominadas y manteniendo un escrupuloso criterio de calidad, debería ganar “Roma”, de Alfonso Cuarón, una obra de una gran belleza, que respira autenticidad por los cuatro costados, un fresco de una sociedad a partir de un historia íntima que la han convertido en una de las películas más notables de los últimos años apoyada en la mirada profunda y dolorida de Yalitza Aparicio (en la imagen).
Sin embargo, en el voto de los académicos influyen otros factores. No podemos olvidar que “Roma” también es candidata a mejor película extranjera por lo que la academia puede considerar excesivo que se llevé ambos galardones y opte por votar a otra película. Si se dieran estas circunstancias, las principales favoritas son “Bohemian Rhapsody” y “Green Book”. La primera ha tenido un éxito sonado y resulta una película bien facturada en muchos aspectos y así ha sido reconocida con ocho nominaciones. “Green Book” es la otra opción y encaja a perfección en el tipo de película que gusta a la academia. Una historia previsible y ya vista en muchas ocasiones pero que funciona muy bien con las dosis correctas de humor, drama y tensión racial, todo ello aderezado por las grandes interpretaciones de sus protagonistas, especialmente Viggo Mortensen. La tercera en discordia sería “La favorita”, una película magnética; a ratos deslumbrante y cuyo tono, en ocasiones grotesco, puede molestar a la pacata intelectualidad hollywodiense.
Sólo espero que si “Roma” logra la estatuilla a la mejor película, la academia tenga la decencia de otorgar la de mejor película extranjera a “Cold War”, una de las películas más conmovedoras de los últimos años, una auténtica obra maestra de principio a fin, que sorprendentemente no está en la categoría de mejor película y que, a mi juicio, es la mejor película del año. Si no la han visto, no se la pierdan. Merece la pena.
