LA REVISTA

El siglo XXI llega a la mayoría de edad

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photo_camera Internet y las redes sociales han sido uno de los avances del nuevo siglo.

El siglo XXI llega a la mayoría de edad
Las redes sociales, los móviles inteligentes se han incorporado a la vida cotidiana de una sociedad en la que 
se acortan las distancias y se pone en marcha el turismo espacial 

El siglo XXI cumple su mayoría de edad. En 18 años de su todavía corta existencia ha propiciado transformaciones que resultaban inimaginables hace apenas tres décadas y se han colado en todos los ámbitos de la vida, unos de forma radical, otros paulatinamente, pero en cualquier caso, han supuesto cambios, no tan épicos como auguraban las novelas y las películas de ciencia ficción del siglo pasado, pero sí han alterado muchas de las pautas de conducta en el terreno más cotidiano.

Vamos a hacer un repaso.
La conquista del espacio no ha cumplido las expectativas que auguraban los autores de ciencia ficción del siglo pasado. Eso sí, supuso la entrada de la tecnología gallega en el sector, con el lanzamiento del satélite Xacobeo, por parte de la Universidad de Vigo.

También acabó con el monopolio espacial por parte de astronautas de las agencias oficiales y abrió el camino a un turismo para multimillonarios que pagan entre 20 y 40 millones de euros por un crucero de 8 a 12 días a bordo de la estación espacial internacional. Hasta la fecha, menos de una decena de multimillonarios pudieron realizar ese tipo de viajes. El primero fue el magnate norteamericano Denis Tito, en abril de 2001. Ese era el año en el que la primera expedición tripulada debería haber llegado a Júpiter, segun la novela de Arthur C. Clarke y película de Kubrick, “2001 Una odisea espacial”.  

De pesetas a euros

El primer gran cambio que vivimos los españoles al poco de estrenarse el nuevo siglo fue el de moneda. El 1 de marzo de 2002 la peseta dejaba de ser moneda de curso legal en nuestro país, tras dos meses de convivencia con el euro, que se había implantado el 1 de enero de ese mismo año. Durante algo más de 133 años todo se compraba, se vendía y se valoraba en pesetas. Hacer el paso al euro supuso un cambio de hábito que afectó más a la población de más edad, aunque al principio se utilizaba como chuleta una tarjetita con una tabla de conversión entre ambas monedas, o una calculadora que lo hacía automáticamente.

El cambio de moneda supuso también una subida de precios encubierta en muchos productos del día a día en los que si antes se tomaba como referencia la moneda de cien pesetas, luego pasó a serlo la de un euro, cuyo valor de cambio es de 166,386 pesetas. Han pasado casi 16 años desde el final de la peseta pero su desaparición no ha sido total, especialmente entre quienes tenían la costumbre de guardar los ahorros en efectivo en su casa.

El Banco de España calcula que todavía hay cerca de un cuarto de billón de pesetas en monedas y billetes sin canjear. Los comerciantes de la plaza de abastos de Ourense todavía admiten el pago en pesetas, siempre que sean de curso legal, que en el caso de los billetes se corresponde con cualquiera de las series emitidas desde 1939, pero en las monedas solo a la última emisión con la efigie del rey Juan Carlos I en las piezas de 1 a 500 pesetas y en las de 2.000 pesetas de plata de ley.

La iniciativa de la plaza de abastos de Ourense comenzó en 2012, diez años después de haber terminado su circulación oficial y todavía hoy siguen apareciendo clientes que realizan el pago utilizando esos billetes y monedas. Una o dos veces al año, en función de la cantidad acumulada, el gerente de la plaza, Alberto González, viaja hasta la sucursal del Banco de España en A Coruña para hacer el canje. No se trata de una excentricidad de los comerciantes ourensanos. Hay tiendas y comercios en otras ciudades españolas que siguen el mismo ejemplo y, en algunos casos, sirve como reclamo para atraer a clientela mayor y no tan mayor, sobre todo de personas que se han encontrado, tras la muerte de algún familiar, con un los ahorros guardados en una caja, casi nunca una caja fuerte.
El Banco de España, aunque inicialmente se había anunciado que admitiría el canje de la antigua moneda de forma indefinida, ha puesto una fecha límite: el 31 de diciembre de 2020.

Las redes sociales

El segundo gran cambio vino de la mano de la web 2.0, primero con la aparición de los blog, una herramienta que frente a la estática de las páginas web permitió una actualización dinámica de contenidos que, al mismo tiempo alcanzaban un carácter más personal. Pero fueron las redes sociales las que más contribuyeron a la transformación social. El nacimiento de Facebook, en febrero de 2004, Youtube, al año siguiente y Twitter y Tuenti, en 2006, sentaron las bases de una nueva concepción, no solo de comunicación interpersonal, sino también de cómo esa comunicación creaba una tupida y extensa malla de redes por las cuales la información fluye prácticamente en tiempo real por todo el mundo.

Muchas de estas herramientas nacieron en el ámbito universitario, en la costa Oeste de Estados Unidos, al socaire de los desarrollos tecnológicos que propiciaban las empresas de Silicon Valley, o con fines más cerrados de lo que luego llegaron a alcanzar, como fue el caso de Vimeo, una plataforma ideada por realizadores de cine y vídeo para poder compartir sus creaciones con amigos y colegas, en el año 2004. Actualmente, Vimeo tiene 50 millones de usuarios. La cifra, con ser considerable, palidece con el éxito de Youtube, una plataforma iniciada en 2005 y que actualmente cuenta con más de mil millones de usuarios en todo el mundo, un tercio de la población internauta mundial, convirtiéndose en tercer el sitio de internet más frecuentado, después del buscador Google y de Facebook.

Las cifras de usuarios de las redes sociales resultan abrumadoras: dos mil millones en Facebook, casi un tercio de la población mundial. La red social por excelencia cuenta, además, con el respaldo de 5 millones de anunciantes, lo que garantiza su saludable viabilidad económica. WhatsApp, que ya ha superado la barrera de los mil millones de usuarios no rentabiliza en términos publicitarios tan elevado número. Jan Koum, un ucraniano emigrado a Estados Unidos en su adolescencia que fue su creador, se opuso desde el principio a que las conversaciones de whatsApp tuviesen de por medio acciones publicitarias. Esa defensa de la intimidad en la mensajería instantánea ha sido tal vez uno de sus principales valores y no fue un obstáculo para que en 2014, cinco años después de haber creado esta aplicación, la vendiese por 19.000 millones de dólares a Facebook, lo que le permitió embolsarse la nada despreciable cifra de 6.800 millones de dolares.

20180103203841255_resultLos smartphones

El crecimiento de las redes sociales de forma tan exponencial tuvo mucho que ver con varios desarrollos tecnológicos, vinculados con la telefonía móvil. El primero de ellos, el móvil con cámara incorporada, una herramienta que se hizo mucho más operativa cuando los móviles alcanzaron la categoría de inteligentes: los smartphones. Si en la década de 1990, cuando comenzó a extenderse la telefonía móvil por todo el mundo, el valor en alza era la reducción del tamaño del aparato, a partir de la segunda mitad de la década siguiente, se invirtió el proceso. Los móviles dejaron de ser aparatosos por su grosor, el tamaño de su batería y del resto de los componentes, pero crecieron para poder albergar mejores y más grandes pantallas táctiles con las que manejar las aplicaciones, retocar las fotografías, subirlas a las redes sociales, editar vídeos, o permitir comunicaciones de vídeo a través de aplicaciones como Skype o la propia de WhatsApp. 

Unido a su conectividad con el televisor o el coche, el smartphone se ha convertido también en la fuente de suministro de servicios como cine y series de televisión  y la música en streaming, con aplicaciones como Netflix, para lo primero o Spotify para lo segundo, sin necesidad de consumir datos del móvil. 

Fueron los móviles más versátiles y con más funciones los que le dieron el gran espaldarazo a las redes sociales, de manera que a día de hoy ya constituyen la primera herramienta de comunicación social, muy por encima de los ordenadores y las tablet. El móvil permite la inmediatez total en el envío y difusión de todo tipo de datos. Su gran virtud viene lastrada también por su principal riesgo, el volcado a las redes sociales de un número de noticias falsas y bulos que se han convertido en la cara oscura de lo que se presenta como la gran revolución social que ha aportado este siglo en su todavía corta vida.

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