LA CRÍTICA

Valerian y la ciudad de los mil planetas

Un abigarrado despliegue visual que no suple las carencias de guión

El director francés Luc Besson regresa a los cines con una nueva película futurista de ciencia ficción que adapta una popular serie de comics franco-belga.

He de reconocer que el cine de Luc Besson siempre me ha parecido sobrevalorado, con una tendencia al exceso visual y al efectismo. Sin embargo, su pasión por las historias de ficción científica le ha llevado a hacer una cinta, como es “El quinto elemento” (1997) que ha envejecido francamente bien y que convierne reivindicar.

Por desgracia, esta “Valerian y la ciudad de los mil planetas” no ha logrado hacerme cambiar la opinión general sobre su cine aunque tenga puntos coincidentes con la protagonizada por Bruce Willis como el diseño colorido, barroco y abigarrado de una ciudad futurista. Un trabajo de diseño de producción realmente deslumbrante. 

Desafortunadamente detrás de esa exhibición visual falla el guión. El inicio es brillante con el “Space Oddity” de David Bowie como telón de fondo. el guion del filme va decayendo hasta una dinámica mucho más convencional y hasta anodina con secuencias que no aportan nada y que alargan innecesariamente la cinta.

La única manera de que la película sea disfrutable es verla desde su vertiente más irónica, una de las marcas de fábrica de Besson que siempre da la impresión en casi todas sus películas de que no está tomando demasiado en serio lo que cuenta.

Los actores cumplen con dignidad aunque algunas apariciones (ya pasaba lo mismo en “El quinto elemento”) como la Ethan Hawke, Rihanna o Clive Owen parecen fuera de sitio como si no supieran muy bien en donde se encuentran.

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