Fútbol cien por cien femenino y cien por cien ourensano

Femenina pero no por ello feminista, la Escuela de Fútbol Femenino Rosalía, cuyo origen data del 5 de julio de 2018, fue creada con el fin de que las niñas y las jóvenes mujeres ourensanas tuvieran un espacio para practicar su deporte favorito y disfrutar de un vestuario al que no tendrían acceso si jugaran en un equipo mixto. Así, compiten en cuatro categorías autonómicas: promesas (de 6 a 11 años), infantiles (12 y 13), cadetes (de 14 y 15) y sénior (a partir de 16). La escuela se gestó porque, jugando en equipos mixtos, “tanto en la previa como cuando hay una victoria las niñas están solas en su vestuario y se pierden las típicas celebraciones y hasta la amistad que hay en cualquier vestuario deportivo”, explica José Antonio Vázquez “Yuse”, director de comunicación de una entidad que, además de enseñar a jugar al fútbol, educa e integra a las niñas en la sociedad, con actividades que van desde entregar una flor y un poema a sus rivales en el “Día de Rosalía” hasta participar en el “Día mundial en recuerdo de las víctimas de accidentes de tránsito” o colaborar con Cruz Roja. Porque en la EFFR hay vida más allá del fútbol. ¿Cómo surgió la idea de una escuela de fútbol cien por cien femenina? Después de desaparecer clubes que tenían tanto sección masculina como femenina, gente que ya llevaba tiempo en el fútbol ourensano se dio cuenta de que había un vacío y era el provocado por el hecho de que las niñas que quisieran jugar al fútbol no tenían dónde. Sí podían jugar en clubes en masculinos con chicos. Pero no es lo mismo. Cuando son pequeñas no pasa nada, pero cuando empiezan a crecer empieza el problema del vestuario; ellas no pueden estar en el mismo vestuario que los niños, con lo cual no disfrutan la esencia del fútbol al cien por cien. Porque tanto en la previa como cuando hay una victoria están solas en su vestuario y se pierden las típicas celebraciones y hasta la amistad que hay en cualquier vestuario deportivo. Por eso se decidió llenar ese hueco con un club cien por cien femenino. ¿Qué repercusión tuvo y tiene entre niñas y padres la posibilidad de acceder a una escuela de fútbol cien por cien femenina? Todo surgió a partir de un campus de verano con la inscripción de unas 70 niñas y entonces se entendió que las niñas querían jugar al fútbol y se decidió crear la escuela. Cada año, menos el anterior por el covid, el club va creciendo. Los padres están muy contentos. Hay padres que dicen “me encanta que mi niña entrene con otras niñas, esté en el vestuario con otras niñas, viaje en autobús con otras niñas y juegue con otras niñas”. Pero no por feminismo, simplemente porque, por ejemplo, el niño físicamente es más fuerte. Muchos padres las traen porque van a estar solo con niñas, y esa interacción las hace madurar. Para eso también es escuela y formación. Los padres también se quedan tranquilos porque las niñas van y vienen en autobús a todos los partidos que son fuera de casa, si son en horarios cerca de comer les llevamos algo de comer o las llevamos a un restaurante. Entonces, las traen por dos cosas, por cómo ven que tratamos a las jugadoras, y lo otro, es que se crea un grupo de amistad al poder compartir un equipo al cien por cien en el campo y en el vestuario. La escuela tiene por eslogan la frase de Eduardo Galeano “Tenemos el coraje de jugar por el placer, de jugar en un mundo que manda jugar por el deber de ganar”. ¿Cómo se inculca el deportivismo a las niñas en un mundo en el que el juego limpio parece no tener cabida? Desde el principio nos propusimos que la jugadora se mentalice de que practica un deporte para divertirse. Lo que queremos es que nuestras niñas aprendan y se diviertan practicando el deporte que les gusta. Después, en el equipo sénior, es verdad que llega una edad en la que sí se pretende competir. Porque esas futbolistas ya tienen 18 ó 20 años y están en una categoría en la que se puede exigir más, también para que el club crezca con ellas. Pero no antes, antes hay que jugar solo para divertirse.