La joven Enar Cibreiro pide paso

Poco a poco, el windsurf va encontrando su sitio en la provincia de Ourense y el Club Náutico de Castrelo de Miño cada vez tiene a más windsurfistas en sus filas. La última promesa en hacer su aparición es Enar Cibreiro Parro (O Carballiño, 2005), que acaba de lograr la segunda posición en el campeonato de España de fórmula windsurf, “ XXII Surfari Mar Menor 2021”, que se disputó en Los Alcázares (Murcia). Cibreiro reconoce que “estoy supercontenta por el resultado obtenido, la verdad es que no me lo esperaba para nada, ya que solo llevo dos años practicando windsurf y en la categoría fórmula apenas dos meses. La mayoría gente que participaba tenía mucha experiencia porque lleva toda su vida navegando. Las condiciones no fueron las mejores, hubo muy poco viento, de hecho solo hicimos mangas el primer día”. Además, se emociona al recordar que “hace unas semanas falleció de un accidente de tráfico Sergio Fernández, hermano de nuestro entrenador Simón, con el que tenemos una gran confianza. La verdad es que tanto Nico Blanco como yo competimos para honrarlo, porque no teníamos muchas ganas de hacerlo, ya que estábamos afectados por lo que sucedió, pero Simón nos pidió que nos quedáramos en Murcia y disputáramos el campeonato”. La joven deportista aprovecha para hacer una reflexión en torno al windsurf: “Mucha gente desconoce lo que es este deporte y me llama la atención que son muy pocas chicas las que lo practican, de hecho al Campeonato de España solo acudimos siete. Una cosa que me desagradó fue que tuvimos que reclamar los premios para la segunda y la tercera, ya que la organización solo había contemplado el premio para la primera, por suerte, finalmente rectificaron.” Con respecto a la competición, Enar Cibreiro fue la única representante gallega, la cual estuvo acompañada por el ourensano Nico Blanco, que concluyó en la duodécima posición tras habérsele roto una pieza del mastil. INICIOS EN LA VELA Antes de apostar por la fórmula windsurf, Cibreiro practicaba vela en el equipo de optimist y reconoce que “al principio odiaba el windsurf, era horrible para mí. Es un deporte muy sacrificado y caro, ya que hay mucha diferencia según el material que uses. Poco a poco, le fui cogiendo el ”tranganillo" y en el momento en el que empiezas a coger velocidad la sensación es inexplicable, básicamente desconectas del mundo." El windsurf es una modalidad que depende mucho del tiempo, por lo que “los veranos son clave para nosotros y aprovechamos para entrenar todos los días, ya que en invierno es más complicado”.