La romería de San Antón concentró a numerosas familias y pandillas de amigos en el entorno de la capilla de Ábedes. Un año más, plantaron incontables hogueras para el asado de chorizos, carne y otros productos.
El día acompañó y las hogueras volvieron a poblar el monte de Ábedes. Un gran número de familias y pandillas de amigos se trasladó hasta la localidad para dar rienda suelta a la romería de San Antón, durante la que también hubo una misa y procesión (el santo es abogado de las enfermedades de los animales).
El día acompañó y las hogueras volvieron a poblar el monte de Ábedes. Un gran número de familias y pandillas de amigos se trasladó hasta la localidad para dar rienda suelta a la romería de San Antón, durante la que también hubo una misa y procesión (el santo es abogado de las enfermedades de los animales).
En esta jornada, no faltó el asado de chorizos, carne y otros productos derivados del cerdo, como manda la tradición. Todo ello aderezado con un ingrediente fundamental, el buen humor y las ganas de compartir. Los participantes comieron, bebieron, cantaron y bailaron hasta que cayó la noche al calor de las fogatas. Y dieron la bienvenida al Entroido pues la jornada se considera el preludio del carnaval. Así, los primeros cigarróns del año se dejaron ver por las calles de la villa.