La guerra siria ha cambiado radicalmente la misión de cascos azules en Líbano

El conflicto sirio ha alterado "radicalmente" la fisonomía de la misión de los cascos azules desplegados en el sur del Líbano, según el jefe del contingente español de esas fuerzas de la ONU, la FINUL, Francisco José Dacoba Cerviño.

"No percibo ningún riesgo innato en el país (Líbano), pero hay que analizar la repercusión del conflicto de Siria, que ha cambiado radicalmente la fisonomía de esta misión", afirmó el general de brigada, jefe del sector Este de la Fuerza Interina de las Naciones Unidas en el Líbano (FINUL).

En una entrevista a un grupo de corresponsales, Dacoba subrayó que el "desarrollo de la crisis siria introdujo una serie de acciones que no eran habituales hasta el pasado mes de septiembre u octubre".

El responsable castrense aludió así a los atentados que han sacudido el Líbano en los últimos meses como consecuencia del conflicto sirio, durante el encuentro celebrado en la base Miguel de Cervantes, sede del contingente español de la FINUL.

En respuesta a las operaciones de grupos salafistas y yihadistas en el Líbano, los cascos azules han tomado medidas de seguridad como restringir los movimientos innecesarios y conducir a las visitas en vehículos blindados y no normales, explicó.

Aunque advirtió de que "el terrorismo es imprevisible", el general de brigada indicó que "parece que ahora la situación vuelve a estar más tranquila".

Dada la situación que prevalece en Trípoli (norte), el valle de la Bekaa (este) y en Beirut, donde ha habido atentados y choques entre partidarios y adversarios del régimen sirio, la presencia de los cascos azules en el sur proporciona a las fuerzas de seguridad libanesas "un margen de seguridad relevante", dijo Dacoba.

Pese a ello, se declaró "sorprendido" de que no haya habido incidentes en la región de despliegue de la FINUL, donde hay unos 50.000 refugiados sirios, del más de un millón que acoge el Líbano.

En su opinión, las autoridades locales y las ONG han prestado una buena ayuda a este colectivo, cuya llegada es positiva para impulsar el sector agrícola con nueva mano de obra.

Dacoba insistió en que los refugiados no han supuesto un problema para la misión, ya que no se han registrado disturbios, sino "solo alguna problemática de índole social".

La misión de los cascos azules no tiene "teóricamente nada que ver con el conflicto sirio", recordó el militar español, ya que está centrada en vigilar la línea azul marcada por la ONU para certificar la retirada de Israel del sur del Líbano en mayo de 2000, después de 22 años de ocupación.

También está en su mandato comprobar el cumplimiento de la resolución 1701 de la ONU, que puso fin a la guerra entre Israel y el grupo chií Hizbulá en 2006.

Esa resolución estipula que en la región solo puede haber armamento legítimo, es decir, en manos de las instituciones militares, algo que, según el jefe del sector Este, ya "se ha superado".

"Ahora nos encontramos en la fase en que estamos volcados en conseguir que las Fuerzas Armadas libaneses sean capaces de hacerse cargo de su propia seguridad y ejercer la soberanía en su propio territorio, incluido el sur del Litani, que durante una época era tierra de nadie", solo controlado por Hizbulá, agregó.

Dacoba señaló que los cascos azules realizan actividades conjuntas y entrenamientos con el Ejército libanés, con el objetivo de alcanzar "la situación final deseada", que es el término de la misión de la ONU.

Sin embargo, prevé que la conclusión del despliegue de la FINUL no se logrará en un futuro próximo.

El contingente español está desplegado en el sur del Líbano desde 2006, cuando el Consejo de Seguridad incrementó el número de militares internacionales, presentes en el país desde 1978, tras la primera invasión israelí del sur.

La base Miguel de Cervantes ocupa un área de 54 hectáreas y tiene capacidad para 1.300 personas, aunque en la actualidad acoge solo a 750.

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