La lucha de los minoritarios en la Eurocámara fuerza alianzas

Inmersos en una pugna por sumar apoyos, varios partidos como el de Le Pen formarán grupos

La lucha por sumar escaños de los grupos constituidos en la Eurocámara al margen de las dos grandes familias políticas de populares y socialistas europeos ha agitado el puzzle parlamentario y traído consigo alianzas forzosas. Uno de los casos de aparente incompatibilidad lo protagonizan las cuatro formaciones españolas adscritas en el mismo grupo parlamentario, la Alianza Liberal y Demócrata Europea (ALDE): Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Partido Nacionalista Vasco (PNV), UPyD y Ciutadans. Los dos últimos fueron aceptados en el grupo pese a la negativa de los nacionalistas Ramon Tremosa (CDC) e Izaskun Bilbao (PNV), por la antagónica visión sobre la integridad nacional de España.

"Entre los grupos periféricos se han producido movimientos que no se han basado realmente en una agenda política común, por lo que la acción real que puedan llevar a cabo esos grupos parlamentarios está por ver", dijo el politólogo Marco Incerti.

Así, el grupo ALDE lucha por mantenerse como tercera fuerza, ya que incluso con los seis nuevos eurodiputados españoles de UPyD y Ciutadans no consiguió mitigar un varapalo electoral que le está costando verse relegado de su holgado tercer puesto en el hemiciclo y de su condición de grupo "clave" en las votaciones. En esta octava legislatura, que se iniciará el 1 de julio, las diferencias entre el tercer y el último grupo formado hasta la fecha es de apenas una veintena de escaños.

Un número de escaños cercano a los de EFD (48) conseguirá Marine Le Pen, la líder del Frente Nacional, el partido euroescéptico ganador de las elecciones europeas en Francia, si como está previsto se confirma la creación de su nuevo grupo Alianza Europea por la Libertad junto a, entre otros, la Liga Norte italiana y el xenófobo PVV holandés de Geert Wilders.

Las cifras homogéneas de los grupos parlamentarios minoritarios explican en parte, según Incerti, algunos de los movimientos difíciles de predecir entre grupos. Uno de los más escandalosos, el de la eurodiputada "tránsfuga" Joëlle Bergeron del Frente Nacional, que se convirtió en la última pieza necesaria para que el también euroescéptico Nigel Farage, del UKIP británico, consiguiera esta semana formar un grupo antieuropeo junto al del Movimiento 5 Estrellas de Italia, Beppe Grillo, entre otros.

Otro movimiento que no pasó inadvertido es el de la inclusión de Alternativa por Alemania (AFD) en el ECR, el partido que en 2009 fundó el entonces eurodiputado y hoy primer ministro en Reino Unido, David Cameron, para quien el PPE, su antiguo grupo, era demasiado "europeísta". La canciller alemana, Angela Merkel, hizo llegar a Cameron su desagrado porque el ECR haya aceptado en su grupo a ese nuevo partido alemán que defiende acabar con el euro.

"Hay que ser conscientes del limitado peso de los nuevos grupos frente a la gran alianza que forman el PPE y el S&D, las únicas dos familias políticas que pueden sumar un número de escaños como para sacar adelante los grandes asuntos", zanjó Incerti.

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