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Mosul quiere recuperar su rutina, en medio de los escombros de la guerra

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Un reducido grupo de estudiantes y varias ONG locales han izado, en uno de los accesos a la Universidad, la bandera iraquí como gesto simbólico de la "reconquista" del centro educativo

 Los estudiantes de Mosul quieren regresar a la Universidad, pero hará falta mucho tiempo para que puedan hacerlo, mientras el resto de la población desea volver cuanto antes a sus actividades, después de tres meses de combates que han destrozado la parte oriental de la ciudad iraquí.

El campus de la que fue la segunda Universidad más importante de Irak está devastado por la dura batalla que se libró en su interior, donde el grupo terrorista Estado Islámico (EI) se atrincheró durante días antes de que las fuerzas iraquíes consiguieran hacerse con su control, el pasado 14 de enero.

Un reducido grupo de estudiantes y varias ONG locales han izado, en uno de los accesos a la Universidad, la bandera iraquí como gesto simbólico de la "reconquista" del centro educativo, pero sus edificios están muy dañados y se teme que en su interior todavía haya explosivos colocados por los extremistas.

Abdalá al Obeidi, representante de la Red de ONG de Nínive -provincia de la que Mosul es capital-, señaló a Efe que cerca del 40 por ciento de la Universidad está destruido y necesita ser reconstruido.

"Si Dios quiere, en pocos meses la vida volverá a la Universidad. Consideramos que es una necesidad que los estudiantes vuelvan a estudiar", aseguró Al Obeidi.

Asimismo dijo que hay interés en rehabilitar la Universidad como centro de investigación, porque "si continúa la ciencia, la vida continúa".

Un estudiante de primero de ingeniería, de nombre Ahmed, se ha acercado hasta el campus al que dejó de acudir cuando el EI irrumpió en Mosul, en junio de 2014, e impuso su doctrina radical.

El joven, de 23 años, explicó que dejó de cursar sus estudios porque no le gustaba el ambiente que había en la Universidad, donde los yihadistas impusieron normas más rígidas de vestimenta y la separación de sexos, además de cambiar los planes de estudio.

Ahora espera regresar pronto, cuando la Universidad y la ciudad sean reconstruidas, aunque a poca distancia del campus todavía hay choques armados y se pueden escuchar explosiones y disparos.

"Si Dios quiere, vamos a volver a la Universidad, a estudiar en ella y a graduarnos", reiteró Ahmed.

También una joven sonriente de nombre May ha venido a ver cómo ha quedado la que será algún día su Universidad. Estudiante de instituto, quiere ser dentista, pero su ingreso a la Facultad se vio frustrado por la llegada de los radicales.

Todos los habitantes de Mosul, sobre todo los más jóvenes, desean retomar sus vidas, después de dos años y medio de interrupción debido a la presencia del EI y, más recientemente, por la ofensiva gubernamental sobre la ciudad.

A pesar de que la mitad este de la ciudad ya ha sido casi totalmente liberada, aún necesitarán esperar, primero, a la liberación de toda la urbe y, después, a que Mosul regrese a su rutina y recupere la vida que la caracterizaba como la segunda ciudad más importante de Irak.

Tras la negligencia y destrucción intencionada del EI durante su administración y tras las batallas callejeras desde principios de noviembre, la infraestructura de los barrios orientales de Mosul está dañada en un 90 por ciento, según el alcalde de la ciudad, Abdelzatar al Habá.

Muchos locales y comercios han sido quemados y saqueados, la mayor parte de las casas presentan daños y agujeros de bala en sus fachadas, mientras que algunos edificios han sido reducidos a escombros por los bombardeos, principalmente los de la coalición internacional liderada por EEUU.

Las calles están levantadas por el paso de los vehículos militares iraquíes, con cráteres causados por las explosiones de coches bomba del EI, y aún hay barricadas de tierra en muchas de ellas.

Policías y militares dirigen el tráfico que ha vuelto a los barrios "liberados" y tratan de controlar el movimiento de los civiles, algunos de los cuales salen finalmente de la ciudad y se cruzan con los que han decidido regresar después de que los yihadistas hayan sido expulsados.

Los que se han quedado van a pie, en bicicleta y hasta en burro, en busca de combustible o de los pocos productos frescos disponibles.

En los barrios centrales del este, alejados de los combates que continúan en zonas del noreste de la ciudad, alguna tienda ha vuelto a abrir sus puertas y en puestos callejeros se venden huevos, frutas, verduras y pan.

Un carnicero mata en la calle una vaca y su carne, uno de los productos que más escaseó en las pasadas semanas, vuelve a colgar de los ganchos de metal de una carnicería.

Incluso un pequeño restaurante de carne a la brasa ha vuelto a encender sus fogones en el barrio de Al Tamim, algo impensable tan solo hace unas semanas.

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