El poema de Rosalía de Castro sirve para definir la situación en el barrio ourensano de Barrocás, pues alguna administración se encargó de quitar la fuente que había en el muro y entubarla, colocando encima un cartel de agua no potable, como se puede comprobar en la imagen.
En dicha fuente, como ocurre en otras muchas, la gente ha estado cogiendo agua desde hace años y, que yo sepa, nunca ha tenido problemas, prefiriéndola el vecindario a la de la traída, a la que consideran de peor sabor y calidad. Podrían haber colocado el cartelito, pero no cortarla, siendo cada uno responsable de su decisión si quiere berberla, pues avisados están.
