Atracción por las señales de prohibido aparcar

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Esta fotografía está tomada en la calle Baixada do Outeiro, perpendicular a calle Progreso y muy próxima a la antigua cárcel y al colegio de las Josefinas. Eran las 09,30 de la mañana. Un poco antes de las 09,00 había pasado por aquí y ese vehículo ya estaba. Es para estudiar cómo ese tipo de señales ejerce un efecto llamada sobre el conductor ourensano. ¿Serán los colores? Lo cierto es que esas señales anuncian la proximidad de un reducto de paz en el que protegerse del estrés circulatorio diario, hasta el punto de que no es necesario que permanezcas en el interior del vehículo. Es como una de esas casillas del parchís en la que no te pueden comer.

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