En la Canella do Rastro, una pequeña calle situada enfrente de la Plaza de Abastos, entre el antiguo balneario y el puente de As Burgas, los coches que aparcan allí de manera irregular se han convertido en una tortura para los propietarios de los garajes de los edificios colindantes. A pesar de las muchas quejas al Concello de Ourense, siguen sin solucionarles un problema. Bastaría con que la grúa estuviese al acecho y se llevara a los que incumplen las normas. Lo que molesta a unos es aquí el objeto de deseo de quienes pagan el vado para entrar a sus propiedades.