En el punto de encuentro familiar situado en la Casa da Xuventude podemos constatar cómo en los centros públicos, cuyos gastos los pagan todos los ciudadanos con sus impuestos, se derrocha en calefacción. Tal es el calor que allí hace que cada día están las ventanas abiertas para mitigar el sofoco, lo que no pasaría de tener una temperatura moderada en la que sin tener que pasar frío, se pudiera estar en buenas condiciones, con lo que ahorraríamos dinero público. La imagen nos demuestra el verdadero uso de las dobles ventanas.
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Cristina Santiago
17/dic./17 - 12:31
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