El Concello de Ourense asume como normal que la Alameda sea el botellódromo de la ciudad. Tanto es así que organiza eventos para uso y disfrute de los botelloneros. El resultado es evidente: cristales rotos por toda la tierra, restos del botellón entre los setos, etcétera. Al parecer, a los únicos que les importa la Alameda es al servicio de limpieza. La concesionaria (tan criticada por nosotros los ourensanos) lucha por mantenerla limpia, no sólo contra el botellón y sus "usuarios", si no ante la pasividad del Concello, que siempre mira para otro lado, y de la Policía Local, que permite a los jóvenes hacer lo que quieran. Le recomiendo al señor alcalde que haga como yo, adquiera un perro y paséelo cada mañana temprano por la Alameda. Seguramente decidiría actuar y no mirar para otro lado. Gracias a los barrenderos que cada domingo se la dejan limpia al señor alcalde para que la vea apta cuando vaya a dar un paseo a las doce y obvie lo que le permite a los jóvenes ourensanos.
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Tita González
29/jun./16 - 11:42
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