El psicólogo disertó sobre este trastorno de conducta en el Foro La Región en Verín, ante un salón llenó de público

Manuel García: 'Un niño hiperactivo puede llegar lejos, Churchill lo era'

Ángeles González, Manuel García López y Juan Manuel Jiménez Morán, ante una sala con todos los asientos cubiertos.
'Un niño hiperactivo es imposible mantenerle quieto y callado. Siempre tiene que estar en movimiento y haciendo incluso dos cosas a la vez, aunque al final no termine ninguna. Y para corregirle, no valen ni los premios, ni los castigos. Es más, son inútiles'. Estas son algunas de las conclusiones de la conferencia que ofreció ayer el psicólogo clínico y educativo Manuel García en el Foro La Región, que en esta ocasión se trasladó al salón de actos de la Casa de Cultura de Verín. La charla despertó interés entre los vecinos de la comarca de Monterrei y la limítrofe de A Limia, que abarrotaron las instalaciones.
Manuel García aseguró que la hiperactividad está provocando 'auténtica psicosis' en los centros escolares y entre los padres, a los que aclaró que no se puede determinar si un niño con dos años es hiperactivo. 'La psicosis es tal que hay parejas que ante un recién nacido que se mueve mucho, ya pregunta si es hiperactivo', explicó, recalcando que si un niño se mueve mucho 'no es síntoma de nada, solo de que está vivo', comentó.

El psicólogo aún fue más lejos al asegurar que la hiperactividad se puede demostrar a los tres o cuatro años y se consolida a los seis, 'no antes', dijo.

Si aparece no debe ser un gran problema y los afectados pueden llegar a ser grandes personajes de la historia. Manuel García se confesó ser hiperactivo y durante su intervención aseguró que también lo fue el dirigente político inglés Winston Leonard Spencer Churchill.

Para ilustrar la conferencia, Manuel García viajó hasta el año 1902 cuando se detectaron los primeros niños hiperactivos, que entonces eran definidos como 'niños con un déficit de control moral' a los que, para corregir su conducta se les castigaba o premiaba', aseguró el psicólogo.

Viendo que esto no resultaba, en 1937 se trataron con estimulantes y en 1956 se consideraba que tenían una lesión cerebral 'que ningún especialista pudo demostrar'.

Para el psicólogo, un caso distinto son las personas que no prestan atención, que se distraen con facilidad, son lentos y no se enteran de lo que pasa a su alrededor.

En este caso, los afectados requieren más cuidados y un mayor esfuerzo, tanto por parte de los profesores, dentro del áula, como de los padres.

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