La muerte del hermano Godofredo motiva el relevo generacional en la elaboración del ‘Eucaliptine’

Los monjes de Oseira modernizan su licorería para adaptarla a la normativa sanitaria actual

Pascual Abalo y Armando Lima son los miembros de la comunidad que producirán el licor. (Foto: José Paz)
La fórmula del Eucaliptine de Oseira está a salvo, pese al repentino fallecimiento del maestro licorero, Godofredo Carbajosa. El monje instruyó a dos jóvenes de la comunidad, que ya trabajarán en nuevas instalaciones adaptadas para tal fin.
Los monjes de Oseira, todavía conmocionados por el repentino fallecimiento de uno de sus miembros, Godofredo Carbajosa Fradejas, que era el maestro licorero de la comunidad, se preparan ahora para introducir cambios en la producción del famoso ‘Eucaliptine’, el licor de hierbas con eucalipto que los ha hecho famosos pero aseguran que sin dejar de lado su carácter eminentemente artesanal.

El hermano Godofredo contaba con la experiencia de 30 años en la elaboración del licor, si bien tuvo el gran acierto de pensar en el relevo generacional antes de su fallecimiento. De esta forma, dos jóvenes de la comunidad Cisterciense fueron instruidos durante los últimos tres años, cuando se recuperó la producción tras un breve paréntesis.

Se trata de Pascual Abalo, de Rianxo (A Coruña), y Armando Lima, de Portugal, que son los nuevos enólogos del monasterio de Oseira, que afrontan el reto con la ilusión de continuar la labor de su maestro.

Preparativos

El fallecimiento de Godofredo Carbajosa, el pasado día 10 de noviembre a los 88 años de edad, coincidía con los preparativos iniciados para la habilitación de una nueva licorería. El abad, Juan Javier Martín Hernández, se refería a las recomendaciones por parte de la Consellería de Sanidade para que realicen obras encaminadas a crear unas nuevas instalaciones adaptadas a la legislación actual. ‘En dos meses nos pondremos manos a la obra’, señaló, con fiado, el abad.

La licorería ocupa el espacio de las antiguas caballerizas y los monjes reconocen que no es el más idóneo, por eso ‘vamos a acondicionar la antigua tahona donde se hacía el pan’, puntualizó Juan Javier Martín. Para ello, contarán con una subvención que solicitaron a través del plan europeo Agader.

La producción continuará siendo reducida, en torno a los 4.000 litros al año, porque ‘no queremos que deje de ser artesanal ni su elaboración ni su venta, que queda limitada al monasterio’, matizó el abad. El licor tiene tres variedades: Ámbar, Eucaliptine y Eucaliptine Oro, dependiendo de la mezcla de hierbas con las imprescindibles hojas del eucalipto, todo ello recogido en la finca del cenobio.

Los monjes afirman que la venta del licor (12 euros la botella) y de las pastas, que prepara el padre José Ignacio Méndez, contribuyen al sustento de la economía monacal.

Pastas monacales, el complemento perfecto

Los dulces procedían antes de Redondela, pero desde hace un año, puntualizó el abad, ‘hacemos nosotros un producto propio del monasterio, tras refundir algunas recetas de pastas religiosas’. Al igual que el licor, se realiza a pequeña escala y el precio de la caja es de 3,50 euros.

Aunque con un día de retraso, a consecuencia del fallecimiento del hermano Godofredo, los monjes no faltaron a la Feria Internacional de Dulces y Licores, que se celebró del 12 al 15 de noviembre en la localidad portuguesa de Alcobaça (Portu gal), una cita a la que acuden desde hace tres años. Juan Javier Martín destacó el trato magnífico de la Cámara municipal y el marco del monasterio Cisterciense en el que se desarrolla la feria.


Te puede interesar