RIBEIRO, IMÁGENES CON HISTORIA

La casa de don Gualberto

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photo_camera En el centro de la foto, la casa de don Gualberto, en la calle Progreso de Ribadavia.

La presente fotografía, inédita para cualquier ribadaviense menor de noventa años, nos muestra “la carretera” con frondosos árboles y las edificaciones que fueron demolidas para abrir la nueva arteria urbana.

La Carretera general de Villacastín a Vigo que desde el último tercio del S. XIX atraviesa  Ribadavia, cambiaría radicalmente la imagen de la Villa. Una de las alteraciones más notables  fue el traslado de la escalinata de acceso al atrio de san Francisco desde su ubicación original, frente por frente a la puerta del templo invadiendo totalmente el trazado de la nueva calzada, hasta su situación actual mirando al Avia. Peor suerte corrió la desconocida capilla en honor del Glorioso san Roque, asentada al principio del puente, sentido Vigo, que fue derruida en su totalidad al obstruccionar las infraestructuras viarias.
Igual que en otras poblaciones por las que discurría, la carretera recibió aquí el ilusionante nombre de Progreso, pues la mentalidad del  momento entendía que era por esta avenida por donde entrarían el adelanto y la modernidad. La necesidad de articularse con la población “intra muros” realizada por la Puerta de la Villa y la Fuente de la Plata, reclamó desde muy pronto (1887) una salida en línea recta desde san Juan a la carretera. Una década después sabemos por el periódico local El Intransigente que la partida de 1.000 ptas. destinadas para dicha obra, se desvió para la ampliación del cementerio, más prioritaria entonces que la demandada travesía. Ya iniciado el s. XX el semanario El Ribadaviense (1901) insiste en el tema, pero no sería hasta 1925 cuando el ayuntamiento declare de utilidad pública la apertura de una calle que saliendo de san Juan enlace con el Progreso, comenzando en aquel año las expropiaciones forzosas.

En 1927 durante la alcaldía de Jesús Pousa, sale a pública subasta el derribo del edificio del magistrado Don Gualberto Ulloa, que entre el Cine España y el Club Artístico en su versión original, luce en el centro de la imagen con una hermosa galería. El ribadaviense Gualberto Ulloa fue juez de instrucción en Puente Caldelas y debido a sus gestiones ante Fomento, se aceleró la subasta del trozo sexto de la carretera de Esposende a Beariz, una vieja reivindicación en el Ribeiro. Por mor de su carrera itinerante, que lo alejó de la Villa, alquiló su casa que, rodeada de una espléndida huerta, fue durante años residencia de la familia del próspero industrial don José Mª Pérez, como también la última sede del Club, a la espera de que concluyera el inmueble construido ad hoc para la sociedad.

La presente fotografía, inédita para cualquier ribadaviense menor de noventa años, nos muestra “la carretera” con frondosos árboles y las edificaciones que fueron demolidas para abrir la nueva arteria urbana. Junto al Club se levantó la Plaza de Abastos, cuyo proyecto fue firmado por el arquitecto orensano Conde Fidalgo, autor asimismo de los mercados de Orense, Celanova y Carballiño. Años más tarde y en parte del solar que ocupó la casa de don Gualberto, construyó el médico d. Manuel Padrón su vivienda haciendo esquina con el Progreso.

Cuando se inauguró a finales de los veinte se llamó con toda razón Calle Nueva. Posteriormente, en la II República recibió el nombre de Pablo Iglesias y durante el  franquismo fue General Queipo de Llano. Hoy, relegada en su categoría de ”nueva” por numerosas rúas posteriores y casi olvidada su condición de primer vial que puertas adentro de la Vila entroncó con el Progreso, lleva con todos los merecimientos el nombre de la decana de las bandas de música de Galicia, La Lira de Ribadavia.

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