El PP solicitó actuaciones de consolidación en esta estructura a la espera de la decisión de Patrimonio
La estabilidad y seguridad del puente medieval que cruza el Avia en A Veronza es un tema que lleva meses en boca de los vecinos del municipio ribadaviense. La preocupación por cuál será su destino se extiende a las autoridades competentes, que aseguran "traballar para poder telo operativo nun futuro próximo", en palabras del alcalde, Ignacio Gómez. En la actualidad, el gobierno local se encuentra a expensas de que la dirección general de Patrimonio de la Xunta de Galicia formalice una respuesta a las diversas peticiones del Concello.
La preocupación porque estas promesas no caigan en el olvido se acrecienta con la llegada del otoño y el cambio climatológico. El concelleiro de Obras, Javier Iglesias Sendín, comentó que seguían insistiendo a la entidad autonómica para acelerar las obras y "evitar que volvan as chuvias e o dano sexa maior". Sendín aseguró que en este mes volverían a remitir una petición a Patrimonio para "recordarlles o seu compromiso con nós" y los técnicos municipales evaluarían el estado actual del puente.
La Corporación concuerda en la necesidad de tomar medidas. Así lo mostraron al aprobar por unanimidad una moción de urgencia del Partido Popular en la que se solicitaba que se actúe de forma preventiva para "reforzala, asegurala e consolidala", alegando que los cambios en el cauce del río Maquiáns habían provocado que las aguas bajasen con especial virulencia este último año.
Por su parte, los vecinos que frecuentaban el puente, cerrado al paso desde hace meses, muestran su descontento con la "pasividad para cuidar este patrimonio". Otros, sin embargo, aseguran entender que "ó haber autoridades externas de por medio, as obras convértense en feitos históricos", aunque en su totalidad concuerdan en que las medidas preventivas podrían salvar lo que todavía queda de la estructura.
Desperfectos que cumplen casi un año
La situación actual del puente se remonta a diciembre del pasado año, cuando la crecida del río provocada por las lluvias de Ana, la ciclogénesis explosiva que arrasó Galicia con un temporal de agua y fuerte viento derribó la estructura. La situación se agravó debido a que las piedras desprendidas taponaron el cauce del río y provocaron una inundación en la zona que afectó a establecimientos y locales de hostelería. Por aquel entonces, el Concello se encargó de retirar los elementos caídos y guardarlos para evitar que el agua los arrastrase y se perdieran, con la intención de acometer en un futuro una remodelación integral que volviera a dejar el puente operativo. Con esa finalidad, días después de la riada el gobierno local se puso en contacto con las autoridades competentes para comunicar la situación, cerrando al paso de peatones el puente.
