Ourense en Barcelona, casi... 1929

Montaje realizado con dos de las fotos que se hicieron para decidir si Ourense estaría en el Pueblo Español de Barcelona.
photo_camera Montaje realizado con dos de las fotos que se hicieron para decidir si Ourense estaría en el Pueblo Español de Barcelona.

Son muchas las historias que en mis frecuentes lecturas de prensa antigua o en la revisión de fondos fotográficos me encuentro, y reconozco que se me hace difícil decidir en cuáles profundizar. La de hoy es de esas que me gustaría que hubiera tenido más recorrido, pero habrá que entender que se hizo necesaria una criba que dejó fuera a muchísimos candidatos con iguales méritos que los elegidos. Para mí, realmente, el solo hecho de haber estado en estudio nuestra candidatura ya me hace feliz.

Pero para entender la historia debemos retroceder a los comienzos del siglo XX, cuando se proyecta para el año 1929 celebrar una Exposición Internacional en Barcelona. Iba a ser la segunda que se celebrara en la ciudad condal; la anterior, la de 1888 (por cierto, promovida en sus orígenes por el empresario gallego Eugenio Serrano de Casanova) había dejado una huella imborrable, por lo que había supuesto de mejoras para la ciudad: Parque de la Ciudadela, Paseo de Colón, Moll de la Fusta, Rambla de Cataluña, Avenida del Paralelo, etc. Con esos antecedentes, desde el principio la Exposición contó con apoyo popular e institucional, y en esta ocasión fue la montaña de Montjuic la zona afortunada para “sufrir una remodelación que le iba a cambiar la vida para siempre”.

Lo que seguramente sea un dato desconocido es que en una de las construcciones que iban a ser polo de atracción de la feria se barajó la posibilidad de reproducir un edificio de nuestro Ourense, el que había sido Palacio Episcopal, pero que la mayoría ya conocemos como Museo Arqueológico (en obras desde hace unos cuantos años, pero que ahora parece que cogen ritmo; las últimas paralizaciones han sido por hallazgos, con lo cual debemos tener paciencia). Ya me adelanté al relato...

En torno a 1912, el concejal Joan Pich i Pon (propietario de una empresa eléctrica) propone realizar una exposición que muestre los avances que se habían realizado internacionalmente con la luz eléctrica. La idea es bien acogida pero no tarda en considerarse poco ambiciosa, y al poco tiempo, Pich convence a Cambó de involucrarse en el proyecto. Por desgracia, el inicio de la guerra del 14 vino a truncar los planes, aunque estos nunca llegaron a paralizarse. 

En esa situación va pasando el tiempo, pero varios de los proyectos se van desarrollando. Uno es el que en este caso nos interesa: el Pueblo Español.

Nos vamos ya al 1923. Miguel Primo de Rivera instaura su dictadura, y desde el primer momento decide que la exposición de Barcelona debe continuar sus preparativos, a fin de mostrar al mundo que España había alcanzado unos niveles de progreso comparables a las naciones punteras del momento.

Los arquitectos Ramón Reventós y Francesc Folguera Grassi son los encargados de desarrollar el proyecto, y para ello cuentan con los artistas Nogués Casas y Utrillo Morlius. Iban a ser mas de 100 edificios que a tamaño real se reproducirían en la montaña de Montjuic para que en una breve visita se pudiera recorrer toda España. 

Para la selección se hicieron infinidad de viajes entre 1924 y 1927, para fotografiar edificios y lugares representativos. Se dice que 1.600, entre villas, pueblos y ciudades, fueron visitadas por los cuatro en ocasiones, pero divididos en otras muchas por mis datos. A Ourense fue en torno a 1926 cuando Francesc Folguera realizó una de sus visitas, que pudieron ser hasta tres durante esos años. La atención del arquitecto la atrajo nuestra inclinada Plaza Mayor y el que es uno de nuestros edificios más antiguos; cierto que en aquellos momentos no estaba esplendoroso precisamente. Hacía más de 30 años que había dejado de ser Palacio Episcopal y transitaba con más pena que gloria por la historia; incluso durante bastantes años se utilizó como tienda de ultramarinos. En la fotografía que obtuvo Folguera se puede ver un puesto vigilado por una niña que perfectamente podría ser el escaparate de la tienda y, enfrente, un pollino que podría ser el “repartidor” (perdón por la broma). Aun tenía en la fachada la celosía del balcón que permitía a nuestros prelados estar al aire sin ser vistos y, lo más vistoso y espectacular de la fachada, el escudo del obispo Muñoz de la Cueva (escudo “hermano” del que está encima de la cercana Cárcel de la Corona), y si os fijáis, el suelo de la plaza no era como el actual, hoy tiene unos escalones añadidos. El edificio no se reprodujo en Barcelona, pero poco tiempo después (en 1931) se decidió declararlo bien de interés cultural (BIC), para por fin en 1951 ser adquirido por el Estado para convertirlo en Museo Arqueológico. 

Betanzos (A Coruña), Caldas de Reis y Cambados (Pontevedra) y Vilanova de Lourenzá (Lugo) fueron las afortunadas que vieron cómo se reproducía parte de ellas en Montjuic. Ourense quedó fuera, pero el edificio del antiguo Palacio Episcopal ostentó al menos la candidatura. Al mismo tiempo, las columnas y pórticos de la Plaza Mayor también fueron objeto de estudio y seguramente que en el diseño de la del Pueblo Español algo de su esencia está presente...

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