El sector, que perdió 28 centros en los últimos años, critica la inoperancia de las administraciones para erradicar esta práctica

Las academias, ahogadas por recortes y la crisis, luchan contra el intrusismo

Profesor impartiendo clases en un centro de formación de Ourense. (Foto:  MARCOS ATRIO)
'Se ofrece apoyo escolar'. 'Licenciada se ofrece como profesora de apoyo en todas las materias de infantil, primaria y primer ciclo de ESO'. 'Somos preparadores de infantil y primaria'. 'Funcionario docente, licenciado en pedagoxía, membro de tribunal en varias ocasións e preparador de oposicións infantil'. Este tipo de anuncios, que pululan por farolas, escaparates, paredes, árboles y todo tipo de equipamiento de las calles de la ciudad y en páginas de anuncios de internet están soliviantando a las academias ourensanas.
Si la crisis y los recortes ya mermaron de forma muy notable el trabajo de estas instituciones, el intrusismo, inducido por la propia crisis, está acabando por ahogar al sector.

Antonio Moure, presidente de la Asociación de Empresas de Formación de Ourense, asegura que 'esta situación no es nueva. Siempre hubo intrusismo, pero en la actualidad se está convirtiendo en una competencia brutal' y señala como en los últimos años tuvieron que cerrar sus puertas unas 28 academias. Asegura Antonio Moure que han expresado sus quejas ante el Ayuntamiento y en Inspección de Trabajo, pero sin resultado alguno. El hecho de que esta actividad se realice en casas particulares hace muy difícil verificar las denuncias, por la inviolabilidad del domicilio. Pese a todo, reclama al Ayuntamiento, a Hacienda y a los inspectores de trabajo 'que vigilen y actúen para acabar con esta situación'.


ENFADO Y DESÁNIMO

La sensación de enfado y desánimo es general en el sector. Aurora Delgado, de la academia Abaco, señala que en la calle donde están ubicados 'hay una señora que llegó a tener dos grupos de ocho niños a los que daba clases en una buhardilla. Hay gente que da clases en su casa a algún chaval o va a un domicilio particular y eso no supone nada; hay que ser realistas. Lo que no puede tolerarse son los que reúnen esos grupos numerosos y que suelen estar situados cerca de los colegios más importantes de la ciudad', asegura.

Pablo López, de Academia Zeus, señala el hecho de que las calles y las páginas de anuncios de internet están repletas de carteles publicitando clases particulares 'de academias piratas y profesores piratas; parados que intentan conseguir algún dinero dando clases, pero incluso se pueden encontrar funcionarios ofreciéndose para preparar oposiciones'.

Ante esta 'competencia desleal, pues no pagan Seguridad Social, ni licencias ni impuesto de ningún tipo', Pablo López reclama la intervención de las administraciones, especialmente a la Inspección de Trabajo.

Luis Timiraos, de Academia San Pablo, distingue dos niveles en este mundo del intrusismo. En uno están 'los licenciados, diplomados, gente en paro, que nos resta mucha gente y compiten en precio y con la posibilidad de ir al domicilio'.En el otro nivel está 'la gente que coge grupos e incluso hay funcionarios que se ofrecen a preparar oposiciones a grupos en sus domicilios y sé de profesores de instituto que dan clases particulares incluso a sus propios alumnos. Eso es una enorme bolsa de economía sumergida y las administraciones tienen que hacer algo'.

Cristina Martínez, de Academia Atlas, conoce bien este mundo, porque comenzó dando clases particulares y ahora, como empresaria, nota el impacto que esta actividad tiene en su centro. 'Ves anuncios por todos los sitios y en el barrio de A Ponte incluso he visto uno que ofrece gratis la primera clase. Ingresan todo en 'negro', no pagan impuesto alguno y eso les permite bajar mucho los precios y contra eso no podemos competir'. Coincide Cristina Martínez con el resto en que esto existió siempre y no quiere que los persigan, 'pero debería buscarse una fórmula por la que paguen algo, que coticen algo'.

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