TRIBUNALES

Diez años de cárcel por arrojar al contenedor a su recién nacido

La procesada admitió por primera vez que quiso matar al bebé. Familiares de su expareja dicen que alertaron a la Policía porque notaron que había adelgazado mucho y porque era reticente a ir al médico

La sección Penal de la Audiencia de Ourense condenará a 10 años y un día de prisión a Estefanía de Antonio García (30 años) por arrojar a un contenedor de basura a su hijo recién nacido con intención de matarlo. Su letrado se adhirió ayer a las conclusiones del ministerio fiscal tras, una vez celebrado el plenario, rebajar la petición inicial de 15 años. Y para que no quedasen dudas, la propia acusada, a preguntas del tribunal, se mostró partidaria de pasar una larga temporada en la cárcel, en donde está ingresada desde el 15 de noviembre del pasado año .

Muy abrigada -con parka, sudadera con capucha y bufanda para ocultar su rostro- y apoyada en una muleta sujetó la emoción hasta que escuchó a su expareja. En ese momento, los iniciales suspiros dieron paso a los sollozos, sobre todo, cuando le escuchó decir que trató siempre bien a su otros tres hijos.

El interrogatorio duró segundos. "¿Está de acuerdo con el relato de hechos del fiscal?", le preguntó el representante del ministerio público Julián Pardinas Sanz. Un lacónico "sí" zanjó la ronda de preguntas. Esta era la primera vez que Estefanía admitía que intentó matar a su cuarto hijo el 17 de septiembre de 2017, a las tres y media de la tarde, cuando se encontraba sola en su piso de la calle Río Bibei. 


Parió sobre la tapa de retrete


Durante la instrucción sumarial, contó una versión bien distinta: no sabía que estaba embarazada cuando le sobrevino el parto. "Me entraron ganas de cagar", dijo textualmente, y parió un hijo sobre la tapa del retrete. En ese relato, aseguró que creyó que el niño estaba muerto, porque, aunque lo arropó y le dio calor durante más de media hora, no daba señales de vida. Hasta que optó por meterlo en una bolsa al quedar noqueada por los acontecimientos.

La Policía Nacional llegó hasta ella por una pista decisiva que, según dijo ayer el inspector de la Unidad de Delitos Violentos (UDEV) de la Comisaría, "enfocó la investigación". Dos hermanas de su pareja llamaron a la Policía Judicial al saber -una de ellas por La Región- que las fuerzas de seguridad buscaban a una mujer que hubiera estado embarazada entre enero y septiembre de 2017. Sospecharon de Estefanía porque había perdido mucho peso de repente y por sus reticencias a ir al médico cuando se sentía indispuesta. "Yo me casé en agosto y al ver después las fotos de la boda vi claramente que tenía la barriga muy redonda", aseguró su excuñada. Esta testigo, sin que nadie se le preguntara, pidió añadir algo: "Esta persona está bien psicológicamente desde mi perspectiva".


Una patada que no era hernia


Su hermana, que también testificó, llegó a pensar en distintos momentos -aseveró ayer- que Estefanía estaba preñada. En una ocasión, le tocó la barriga y sintió que algo se movía. "Le pregunté si estaba embarazada y me dijo que era una hernia", relató a la sala.

Para el supuesto padre del bebé, quien ya tenía otro hijo con la acusada, fue una auténtica sorpresa. Cuando declaró en la Comisaría, le pareció "imposible" que la inculpada pudiera ser la madre del bebé del contenedor. Tomaba la píldora y pruebas médicas descartaban la posibilidad de ser madre de nuevo. Pero, además, según dijo, profesaba "afecto y cariño por sus hijos".

Su exnovio no apreció ningún cambio físico, aunque sí alteraciones en su humor. Confirmó las reticencias de la mujer para ir al médico por las molestias ginecológicas que padecía. Un día antes de parir "se encontraba muy mal" -explicó- y también se negó. Un taxista fue testigo de como ambos discutieron porque ella no quería que la viera un médico.


Aun tenía la placenta


El hijo de Estefanía se salvó gracias a un indigente que, rebuscando en el contenedor, vio al pequeño. Ayer, tal como hizo en instrucción,  no respondió a la citación judicial. José Manuel Camiña reclamó la ayuda de personas que estaban próximas. Entre ellas, un matrona de profesión que le prestó los primeros auxilios hasta la llegada de la ambulancia ya que la criatura, aun con el cordón umbilical y la placenta húmeda, respiraba con dificultad (estrés respiratorio). 

Te puede interesar