El Ateneo clausuró ayer sus actos de homenaje a sus presidentes y lo hizo con tres que todavía viven: Plácido Baamonde, Iago Seara y Pablo Quintas. A ellos se sumó un recuerdo especial a los socios con más de 25 años en la entidad.
El Ateneo comenzó el pasado 28 de abril un programa de actos para homenajear a los presidentes que han pasado por la entidad desde que abrió sus puertas en 1969. Hasta el día todos los actos habían recordado a presidentes ya fallecidos (Ogando Vázquez, Cabaleiro Goás, Segundo Alvarado y Manuel Albendea), pero ayer, día de la clausura, los presidentes homenajeados acudieron también a la cita: Plácido Baamonde López (junio de 1980 a junio de 1982), Iago Seara Morales (junio del 82 a junio del 84) y Pablo Quintas Graña (presidente sustituto de Anselmo López Morais entre diciembre de 1987 y mayo de 1988). Su presencia sirvió para reivindicar la figura de los ateneos culturales en el siglo XXI, tal y como defendió también en su intervención el actual presidente (ocupa el cargo por enfermedad de López Morais), José Antonio Fidalgo Santamariña, que desterró la idea de que se trata de entidades anacrónicas, aunque reconoció que para encarar con eficiencia o século XXI teñen que difundir unha nova imaxe, poniendo en el marketing un peso fundamental.
En esta línea, Fidalgo Santamariña aseguró que el Ateneo de Ourense debe innovarse a corto e medio plazo, informatizando la biblioteca, dignificando los espacios de encuentro de los socios, fomentando faladoi ros, atrayendo a la población universitaria, convirtiéndose en el lugar en el que se presenten las novedades y, sobre todo, nutriéndose de gente joven que le den un pulo novo a la sociedad.
Además de los presidentes (que descuentan con un galería fotográfica permanente), los socios fueron también protagonistas. El Ateneo rindió homenaje a los asociados que llevan en la entidad desde hace 25 o más años (62 de los más de 300 socios), entre los que se encuentran el propio Pablo Quintas o Manuel Martínez Randulfe, que recibieron un pin y un diploma conmemorativo. Según el actual libro de registro de la entidad, que data de 1974, el primer socio es Ángel Nóvoa y el segundo Nemesio Barxa.
TESTIMONIOS
Ejemplo de pensamiento libre
El presidente del Liceo de Ourense, José Carlos Martínez-Pedrayo, lleva 35 años como socio del Ateneo. Formó parte del equipo directivo del presidente Manuel Cabaleiro entre 1971 y 1976, y de Manuel Albendea, entre 1976 y 1980.
Para él, el Ateneo es una pieza fundamental del primer periodo democrático ourensano, un verdadero ejemplo de la vida cultural durante la transición. En ese sentido, recuerda que si un organismo se preocupó por explicar en la ciudad las novedades que suponía la Constitución ese fue el Ateneo. Agrega que esta entidad significa un punto de encuentro para la cultura de la ciudad, y un ejemplo del pensamiento libre de los ourensanos, basado en defender los intereses de la ciudad, a través del diálogo, el pensamiento y la palabra, por eso desde el Liceo siempre estamos en contacto con ellos.
Estrado de grandes oradores
El ex delegado provincial de Educación, Gonzalo Iglesias Sueiro, es socio del Ateneo desde 1969, 40 años en los que recuerda como principal logró de la entidad, su destacado papel durante la dura y confusa época de la transición. Aclara que con el tiempo, la institución se convirtió en el estrado de grandes oradores, así como en el foro ideal para discutir el Estatuto de Autonomía, con Eduardo Blanco Amor como representante. Recuerda que la entidad ha servido como centro de formación para jóvenes, a través del primer curso de normalización de la lengua gallega, en 1975. Aclara que en las décadas de los 60 y 70 la entidad apoyó, a pesar de las trabas gubernamentales, los movimientos campesinos de la provincia, motivo por el que asegura que después de 40 años de vida tiene el respaldo de ciudadanos e instituciones.
En esta línea, Fidalgo Santamariña aseguró que el Ateneo de Ourense debe innovarse a corto e medio plazo, informatizando la biblioteca, dignificando los espacios de encuentro de los socios, fomentando faladoi ros, atrayendo a la población universitaria, convirtiéndose en el lugar en el que se presenten las novedades y, sobre todo, nutriéndose de gente joven que le den un pulo novo a la sociedad.
Además de los presidentes (que descuentan con un galería fotográfica permanente), los socios fueron también protagonistas. El Ateneo rindió homenaje a los asociados que llevan en la entidad desde hace 25 o más años (62 de los más de 300 socios), entre los que se encuentran el propio Pablo Quintas o Manuel Martínez Randulfe, que recibieron un pin y un diploma conmemorativo. Según el actual libro de registro de la entidad, que data de 1974, el primer socio es Ángel Nóvoa y el segundo Nemesio Barxa.
TESTIMONIOS
Ejemplo de pensamiento libre
El presidente del Liceo de Ourense, José Carlos Martínez-Pedrayo, lleva 35 años como socio del Ateneo. Formó parte del equipo directivo del presidente Manuel Cabaleiro entre 1971 y 1976, y de Manuel Albendea, entre 1976 y 1980.
Para él, el Ateneo es una pieza fundamental del primer periodo democrático ourensano, un verdadero ejemplo de la vida cultural durante la transición. En ese sentido, recuerda que si un organismo se preocupó por explicar en la ciudad las novedades que suponía la Constitución ese fue el Ateneo. Agrega que esta entidad significa un punto de encuentro para la cultura de la ciudad, y un ejemplo del pensamiento libre de los ourensanos, basado en defender los intereses de la ciudad, a través del diálogo, el pensamiento y la palabra, por eso desde el Liceo siempre estamos en contacto con ellos.
Estrado de grandes oradores
El ex delegado provincial de Educación, Gonzalo Iglesias Sueiro, es socio del Ateneo desde 1969, 40 años en los que recuerda como principal logró de la entidad, su destacado papel durante la dura y confusa época de la transición. Aclara que con el tiempo, la institución se convirtió en el estrado de grandes oradores, así como en el foro ideal para discutir el Estatuto de Autonomía, con Eduardo Blanco Amor como representante. Recuerda que la entidad ha servido como centro de formación para jóvenes, a través del primer curso de normalización de la lengua gallega, en 1975. Aclara que en las décadas de los 60 y 70 la entidad apoyó, a pesar de las trabas gubernamentales, los movimientos campesinos de la provincia, motivo por el que asegura que después de 40 años de vida tiene el respaldo de ciudadanos e instituciones.
