REPORTAJE

El Banco de familias no tiene crisis

El Programa de Acogida de la Cruz Roja hace que la infancia de muchos niños sea como todas las demás. Muchas familias abren las puertas de su hogar a jóvenes que necesitan mirar hacia delante sin piedras en el camino

Poner en orden lo que no estaba, como definición de "normalizar". Palabra de la RAE. Conjugando en gerundio, normalizando, es lo que lleva haciendo 18 años la Cruz Roja con la vida de muchos niños y adolescentes cuya situación familiar dista mucho de ser ideal. Gracias a su Programa de Acogida, reciben una segunda oportunidad para salir adelante, para poner en orden lo que antes no estaba.

Durante los meses de verano, la Cruz Roja está intentando promocionar este proyecto para intentar que más familias se sumen a la iniciativa. Para desarrollarla, este año la Consellería de Traballo e Benestar ha habilitado una partida presupuestaria de 300.000 euros.

Ambas instituciones hacen hincapié en que pueden participar todo tipo de familias, desde monoparentales, hasta parejas del mismo sexo y núcleos tradicionales. Aunque todas ellas tienen que cumplir una misma premisa: no pueden tener voluntad de adopción.

La acogida, siempre temporal, permite a los niños contar con una referencia estable sin perder el contacto con la familia biológica. Así lo explica, Mónica Devesa, es una de las coordinadoras del proyecto en Ourense: "Nosotros nos encargamos del proceso y las visitas se acuerdan con el Servicio de Menores".

Dentro del programa, hay diferentes ramificaciones, según las necesidades de cada caso. "Hay acogimientos simples y permanentes, el primero puede durar hasta dos años y suelen predominar los niños pequeños, y el segundo está orientado a aquellos que ya no tienen casi posibilidades de regresar con sus padres".

La característica común a todos es que la acogida significa una alternativa. Una posibilidad lejos del Centro de Protección del Menor.

La Cruz Roja recibe del Servicio de Menores las necesidades de acogida, así como el perfil de familia que se ajusta más a cada joven. Además, realiza una estimación del tiempo y planifica los contactos entre la familia biológica y el crío en acogida. Una vez recibidas estas indicaciones, Mónica Devesa y el resto de su equipo revisan el llamado Banco de Familias, donde están las personas que ya han participado en el programa. Apunta que "por lo general, las acogidas son temporales y dirigidas a niños de entre 0 y 12 años, aunque hay de todo".

Temporales o no, la labor de la Cruz Roja es siempre un sinónimo de generosidad.

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