Vida

Brillando en el audiovisual

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Desde niño, a Gonzalo G. Palmeiro le gustaba soñar con viajar al espacio y ser astrónomo. Y no estuvo tan lejos, ya que comenzó laboralmente como militar del ejército del aire. Pero la vida le tenía dibujadas las estelas de otro camino, las del mundo audiovisual, que también tiene mucho de sueños y estrellas

Es guionista, director de cortos, largos, documentales... ¿en alguna de estas facetas se siente especialmente cómodo?

Mi primera forma de expresión artística fue la escritura y de ahí llegué a las demás. Creo que soy un guionista que encontró su sitio dirigiendo. Aunque mi tendencia natural y mi formación me conducían a crear ficción, curiosamente, mi primer proyecto largo fue un documental en Nicaragua, “Los anillos del alma”, que fue una de las mejores experiencias de mi vida.

Siempre que pueda tener la oportunidad de contar una buena historia, me va a dar un poco igual el formato aunque, últimamente, cada vez me siento más inclinado hacia las series por el tiempo disponible para desarrollar sin prisa las tramas y hacer crecer a los personajes. Eso sí, aún siendo el creador de una, algún capítulo como director siempre iba a querer tener.

También ha ejercido la docencia, ¿qué es lo que más le gusta de esta labor?

Soy una persona que disfruta conversando, hasta tengo un canal de YouTube donde hago entrevistas a personas anónimas porque creo que de todos nosotros se puede aprender algo. Vamos, que comunicarme es una necesidad, como respirar, y como nunca he sido de guardarme lo que aprendo para mí (mis alumnos pueden dar fe de ello), creo que era solo cuestión de tiempo que quisiese compartirlo con los demás.

Sin lugar a dudas, lo mejor de impartir clases son los alumnos que me han tocado a lo largo de estos años. Con muchos mantengo relación a día de hoy, o me une una amistad, e intento ayudarles en lo que puedo cuando contactan conmigo. En los últimos años impartí dos cursos en la Universidad Popular de Ourense de los que guardo un recuerdo muy grato.

La UP, con todos sus años de historia, me parece una iniciativa absolutamente genial que, por desgracia, no abunda mucho. Es un lujazo para Ourense y no descarto volver a presentar mis cursos en ella más adelante. 

¿Cómo ha sido su evolución?

Enorme. Cuando hace 18 años me fui de Madrid, había estudiado en la escuela de cine, escrito mi primer guión de largometraje y dirigido mi primer corto, y creía (erróneamente) que estaba preparado para todo. Si en ese momento, difícil para mí, de llegar a Allariz dejando atrás Madrid, me hubieran dicho que años después iba a dirigir tres largos, dos documentales, dos mediometrajes, cortos, series o ser docente... teniendo como base de operaciones una preciosa localidad de 6000 habitantes, no me lo hubiera creído.

Pero, lo cierto, es que fue después de llegar a Galicia cuando empecé de verdad a aprender cómo podía hacer las cosas. No creo en eslóganes del estilo de que, cuando deseas con mucha fuerza algo, el universo se confabula para dártelo, pero sí pienso que cuando estás preparado y tienes la actitud adecuada, es más probable que te pasen cosas buenas porque vas a saber aprovechar mejor las oportunidades que se te presenten o, simplemente, las vas a ver donde antes no veías nada. Lo mismo que pasa con las personas con las que nos cruzamos en nuestras vidas y significan algo importante para nosotros. 

¿Sigue alguna filosofía a la hora de hacer cine?

Pìenso que soy del estilo de director que me adapto a la necesidad de la historia que voy abordar, sin tratar de imponer un estilo personal muy marcado. La razón es probablemente porque lo que me gusta es que cada proyecto sea muy diferente al anterior y me permita explorar posibilidades con las que nunca me haya encontrado. Para mí, el reto es hallar la mejor manera de contar algo, no tanto llevarlo a un estilo concreto. 

¿Qué significa el audiovisual para usted?

A día de hoy, es una de las cosas más importantes de mi vida porque me permite expresar lo que siento, contar historias, comunicarme con los demás... Pero no es lo único. En ocasiones, en pos de un sueño, te puedes llegar a volcar tanto en algo, que llegues a anteponerlo a casi todo en tu vida. Pero hay que entender que vivir, ser feliz, es mucho más que eso. Si uno se presiona en exceso, llegará un momento en que te afectará en muchos niveles. Ahí es cuando debes recordar que no hay nada por delante de tu familia, de tu pareja, de tus amistades íntimas... y de ti mismo. Ésta es una profesión donde llegar es muy difícil, y mantenerse, todavía más. Es una pirámide con muy poco espacio en la cima. No puede ser de otra forma, hay que entenderlo. 

¿En qué está inmerso en la actualidad?

Estoy terminando de crear dos series para TV; una junto a Fran Martínez, protagonista de mi última película (“Neuro”), que lleva por título “Distante”; y otra, en solitario, titulada “Meseta”. Son dos conceptos muy diferentes entre sí: una desaparición con tintes sobrenaturales que esconde mucho bajo la superficie y un retorno en busca de paz... que puede acabar en guerra.

¿Algún proyecto que pueda desvelarnos? 

Me estoy debatiendo entre dos historias: una me llevaría a revisar uno de los primeros guiones que escribí y convertirlo en mi cuarto largo, y la otra, de momento creo que el mejor encaje lo tendría en forma de libro. Y hasta ahí puedo leer...

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