Carmen Dacosta: “Ni creo ni dejo de creer en ovnis, el universo es grande”

Ni Dulceida ni María Pombo podrían contar con su voto para aparecer en la lista Influencer Awards Spain. “No las conozco. El mundo instagramer o de Tik Tok no tiene mucha relevancia en mi vida. Y eso que tengo dos hijas de 15 años,” reconoce. Sus redes sociales sólo las utiliza para cuestiones políticas, “mi vida es mi vida, dónde como o con quién estoy forma parte de mi privacidad y no la comparto.” Así que su móvil no es una fuente de crear historias, ni tan siquiera un intercambiador de memes “utilizo el whatsapp, como usaba antes los sms, sobre todo por mi trabajo en el parlamento y para quedar”. Pero entre esas citas no estará ninguna para hacer una ouija, “tuve la oportunidad, pero no lo hice, porque sinceramente no creo en ello. No me interesó. Creo más en las energías a que vengan unos espíritus a mover un vaso y dar mensajes.” En lo que ya no es tan rotunda es en cuanto a la existencia de ovnis, ”ni creo ni dejo de creer. Pienso que podría haber vida en otros lugares, ¿por qué no? El universo es tan grande y nosotros somos como un punto tan pequeño que no descarto que haya otras vidas, pero no me ocupa mucho tiempo pensar en ello”. Y si algún extraterrestre aterrizara en Ourense podría enseñarle a bailar “me encanta. No cuesta nada que me arranque. En cuanto escucho música ya estoy moviendo los pies. Lo hago a mi aire, como se decía antes, a lo suelto”. Aunque perrear, “eso no”. Y a pesar de que la noche ahora ya no se alarga como antes, “me gusta salir, pero reconozco que ya me cuido más”, en Entrimo la cosa cambia: “En las fiestas lo damos todo y hasta altas horas de la madrugada, ahí sigo manteniendo el tipo”. Una buena manera de alejar el estrés. Y aunque no practica ni yoga ni boxeo, en caso de tener que elegir para lograr relajarse no duda: “Me quedo con el yoga”. Probablemente la banda sonora de esas clases no serían U2, Queen, Leonard Cohen o Aute, algunos de sus favoritos, “en música soy muy variable”, pero tampoco los últimos números uno que, con dos hijas adolescentes, le ha tocado escuchar, “en el coche hay que ir haciendo turnos”. Lamenta no haber sido de festivales musicales, “me hubiera gustado ser, pero por una cuestión u otra no fue de joven y ahora pues… “ Aunque hace memoria y se acuerda de que “fui no hace mucho al de Viña Costeira con amigas y es una experiencia a recomendar”. No tanto subirse a las alturas. “tengo pánico, sufro de vértigo. De pequeña me encantaba la montaña rusa y esas cosas pero ahora no puedo”. Se queda con algo más tranquilo, como ver películas de animación. “Ví Chico y Rita y me pareció preciosa y alguna otra, pero debería ver más”. Dice que es “bastante expresiva, y hay cosas que se me notan en la cara. Sobre todo, más que la gente que me cae mal, a la que tengo afecto”. Se declara “afectuosa, de abrazar y de que me abracen, no me molesta”. Tampoco escuchar críticas de su entorno, “cuando me hacen ver algo que no hice bien, no me justifico, intento escuchar. Me afecta en el sentido de que le doy vueltas e intento cambiar, pero no me reboto”. En cuanto a decepciones, asegura que “en la vida más que que eso, me duelen las mentiras”. Ella, dice, no miente, “pero a veces me callo cosas. No soy de las de “perdona que te lo diga” o “no te parezca mal, pero…” Intento no herir a nadie, va más por ahí”. Asegura que es “de prontos, pero se me pasan enseguida. Con la edad vas controlando esa forma de reaccionar, porque entiendes que no es buena”. A lo mejor para calmarla invitarla a una pizza puede ser una buena idea, “la prefiero antes que una hamburguesa” eso sí “sin piña”.