OURENSE

El comedor social de Cáritas atiende a 200 personas al día

photo_camera El grupo de voluntarios con el obispo (centro) y el delegado de Cáritas (a la izquierda, en cuclillas)

José Luis Nieto, voluntario desde hace un año, destaca el aumento de jóvenes en este servicio

Hace un año Cáritas asumió la gestión del comedor social, que en estos momentos presta atención a unas 200 personas cada día. Una cifra considerablemente superior a la del mes de noviembre de 2013, con una media diaria de 88 personas y un total de 2.019 servicios; y a la de diciembre, con una media de 79 personas diarias, y un total de 2.284 servicios, según la memoria publicada este año por Cáritas.

Con motivo de este especial aniversario, los voluntarios que prestan parte de su tiempo libre para esta labor recibieron ayer la visita del obispo Leonardo Lemos y del delegado de Cáritas, Ángel Feijóo, quienes les mostraron su apoyo a la tarea que llevan a cabo.

José Luis Nieto, de 55 años, es uno de esos voluntarios que comenzó esta solidaria labor hace ahora un año, justo con el inicio del servicio del comedor. "Me prejubilé de la banca y busqué alguna actividad que hacer en mi tiempo libre, y me decidí por Cáritas", indica. Asegura que "no tenía ni idea del mundo que me iba a encontrar. Pero aquí haces sobre todo de psicólogo, es como una terapia, hay que vivirlo para entenderlo". Insiste Nieto en que "aquí no sólo colaboramos con asistencia material, sino que escuchamos sus problemas, charlamos con ellos, y contribuimos a que se puedan desahogar".

Reconoce este voluntario que "al principio llegaba a casa y me venía abajo, no conseguía desconectar de todo lo que estaba viendo". Para José Luis Nieto una de las cosas más duras ha sido ver cómo en este año han aumentado los usuarios más jóvenes. "Cuando empezamos el año pasado podían ser unos 3 o 4, pero ahora ya están en unas 15 y 20 personas. La mayoría de ellos jóvenes cualificados, pero sin trabajo y en algunos casos con algún problema familiar asociado".

El perfil de las personas que acuden a este comedor social es variado. Desde inmigrantes que ha perdido su trabajo y que no pueden volver a su país por falta de recursos, hasta personas mayores de 45 años que están en paro.

"En cambio personas con problemas de adicciones son ahora el grupo menos numeroso", añade José Luis Nieto, para quien "cualquiera de nosotros puede llegar a una situación así. En el mundo actual es fácil poder llegar a este punto de necesidad".

Lo que tiene muy claro este prejubilado, que acude tres días a la semana a prestar su trabajo en el comedor social, es que "este lugar es muy bueno, y ofrece a las personas que vienen no sólo comida y algo material, sino que les aporta dignidad y les ayuda a que se sientan integrados".

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