El vial enlazará las carreteras N-525 y N-120, y permitiría descargar el tráfico de la zona urbana

Continuos cambios relegan la variante norte en Ourense, para la que no hay fecha de inicio

Acceso desde Santiago, donde comenzará la variante norte. Bordeará la ciudad hasta la N-120. (Foto: Miguel Angel)
La demora de las infraestructuras tiene en la circunvalación norte su mayor exponente. Se trata de un vial que conectará las carreteras N-525 y N-120, cuyos primeros trámites se remontan a 1994, pero las modificaciones de proyecto y los retrasos la mantuvieron parada hasta 2006. Aún ahora no hay fecha para su inicio.
Tras 15 años de trámites, la variante norte es la infraestructura más retrasada en Ourense, pese a que su importancia es más que reconocida como vial para agilizar el tráfico en la ciudad. Su fin es crear un corredor de circulación que bordee la zona norte de la ciudad, conectando la N-525 (carretera de Santiago) desde la entrada a Ourense, pasando por el entorno de Eiroás, Covadonga y Montarín, hasta llegar a Quintela, donde se unirá con la N-120 (carretera de Vigo). Este enlace evitaría que los vehículos -sobre todo el tráfico pesado- tuviesen que entrar en el centro urbano, reduciendo su colapso habitual. De hecho, la actual red viaria provoca que para ir de un extremo a otro de la ciudad haya que atravesar la compleja trama de las calles del centro (cuestión de la que se quejan los visitantes que desconocen la ciudad), cuando una completa red de circunvalacio nes permitiría agilizar el tráfico.

La historia de esta obra se remonta a 1994, cuando se presentó el primer estudio informativo. Su historia, por cierto, corrió paralela a la reivindicación del acceso centro hasta finales de los 90, pero esta última infraestruc tura ya lleva más de un año funcionando, mientras que la circunvalación no tiene ni fecha de inicio de obras. Aquí, las propuestas de trazado que contemplaba fueron descartadas por el Concello ourensano y se procedió a elaborar otro informe que no concluyó hasta 2001. Este estudio proponía tres alternativas, pero el Concello ourensano planteó una cuarta, que fue la que finalmente se aceptó. La declaración de impacto ambiental no estuvo concluida hasta mayo de 2006 y la aprobación definitiva del trazado tardó once meses más, hasta abril de 2007. Ese año, en noviembre, Fomento saca a contratación el proyecto de obra, que en abril de 2008 adjudica a la consultora Inocsa, con el encargo de que esté concluido en siete meses, es decir, a principios de 2009.

Sin embargo, la secretaria de Estado de Infraestructuras, Jose fina Cruz, explicó en el Congreso en diciembre que la previsión que tiene Fomento para que el proyecto esté concluido es junio de 2009, en la que no aclaró cuándo comenzarán las obras. Además, los últimos trámites realizados no han visto el reflejo inversor oportuno (la obra ha aparecido en los presupuestos estatales todos los años, aunque con partidas mínimas). Así, en 2008 los presupuestos le asignaban 50.000 euros y en 2009 otros 50.000, insuficientes para pagar un proyecto contratado por 1.497.000 euros. Mientras, el coste de las obras será muy elevado: en 2001 se estimaba en 59 millones de euros (importe aún sin actualizar).

Desde entonces, pues, sólo se ha emitido su informe ambiental y se ha contratado el proyecto, que debería estar ya terminado desde el pasado enero.

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