Delincuentes por necesidad

El edificio en cuyo interior fue sorprendido el detenido en la madrugada del miércoles.
Al juzgado de guardia llegaron tres historias de delincuencia justificada en la necesidad. En un caso, el afectado entró a un edificio en obras para dormir. En los otros, se valieron de una tarjeta de crédito ajena porque no tienen trabajo.
Las historias que escuchó ayer el juez de guardia Leonardo Álvarez fueron capítulos de un relato de crisis. O lo que es lo mismo, de número rojos y necesidades. El coruñés Manuel C.S., de 49 años y con antecedentes policiales, fue detenido en la madrugada del miércoles por una tentativa de robo con fuerza en una propiedad ajena -un edificio en construcción del número 43 de la avenida de Santiago- a la que sumó un delito de atentado a agentes de la autoridad. Y aunque entró al juzgado con dos infracciones graves, salió imputado por una falta de desobediencia: los improperios que lanzó a los policías que lo arrestaron.
Estos últimos, alertados por la sala del 091, acudieron pasadas las dos de la madrugada al barrio de A Ponte para responder al requerimiento de una vecina que los alertó de una presencia sospechosa en el mencionado inmueble, al que el detenido accedió, según sus palabras, 'gatuñando'.

‘sólo Quería dormir'
Pero Manuel C.S., según aseguró a la autoridad judicial, no pretendía robar nada en esa propiedad privada sino que buscaba cobijo donde pasar una noche de finales de agosto en una ciudad de paso. Malvive con una pensión de invalidez -350 euros al mes- y se busca la vida limpiando y desbrozando fincas. Tal como comentó al juez, los cinco euros a los que le pagan la hora no dan para camas con sábanas limpias. Por eso prefiere dormir a la intemperie -aprovecha casas deshabitadas, edificios en obras o cajeros automáticos-, que 'delinquir por no tener dinero'.
La falta de prueba concluyente que acreditase la tentativa de robo (el detenido no llevaba ningún objeto cuando lo arrestaron ni aparecieron desperfectos) hizo que el magistrado optase por una falta de desobediencia. Manuel C.. no sólo ofreció resistencia en la detención sino que insultó a los policías al sentirse ofendido. 'Si fuera un rumano o uno de la ETA seguro que no ibais a por él,', les espetó al tiempo que le colocaban los grilletes.
Por estos últimos hechos (calificados como falta por el ministerio fiscal), será juzgado el martes

Estafa de 6.000 euros
Pero esta no fue la única historia de subsistencia que llegó ayer al juzgado de guardia. Noelia A.B. y José M.A. pasaron a disposición judicial por un presunto delito de estafa. La Policía les atribuye la retirada de casi 6.000 euros en cajeros automáticos de la ciudad entre los días 23 y 27 de agosto con una tarjeta de crédito que no era la suya. Todo ello, en 33 operaciones. No obstante, ellos sólo reconocieron dos reintegros por 400 euros porque viven de prestado en una casa deshabitada y ambos están sin trabajo.
Los jóvenes alegaron que habían encontrado la tarjeta cerca de la plaza Mayor de la ciudad y que llevaba el pin escrito en el reverso.

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