HISTORIA DE LA CIUDAD

La deseada plaza de toros de Ourense que ya nadie recuerda

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photo_camera Una imagen de la plaza de toros de Ourense durante una de las corridas
Hace más de 100 años que la ciudad de As Burgas inauguró su primera y única plaza de toros, que a día de hoy ya no se puede ver en la ciudad

Ourense era una de las únicas capitales de provincia, con la única compañía de Lugo, que no tenían una plaza de toros, aunque no por falta de ganas y de afición que lo apoyase. Hasta el año 1906, las corridas de toros de la ciudad de As Burgas se celebraban en la Plaza Mayor de la ciudad, con el riesgo añadido de que el público contaba con la única protección de unas tablillas que los separaban de las embestidas de los toros.

Pero las ganas de construir una plaza en la que poder torear en condiciones fueron en aumento, hasta que se alcanzó un acuerdo. Tras varias reuniones con la alcaldía, el empresario Don Manuel Feijóo, comprador de los terrenos, Don Ignacio Riestra Calderón, propietario de ellos, y Don Antonio Gómez Ordóñez, quien los mantenían en alquiler, consiguieron acordar un proyecto.

La ubicación de las instalaciones se planificó en el barrio de Mariñamansa, por donde pasaba en su momento la carretera Villacastín-Vigo, y donde actualmente se encuentra la Iglesia de San Pío X, ya que en aquel entonces, la ciudad de Ourense tenía su límite en el Xardín do Posío, y Mariñamansa era un pueblo de los alrededores.

Una plaza para el Corpus

La construcción de la nueva plaza de toros se planificó para que estuviese a tiempo para las fiestas del Corpus. El 29 de mayo el ayuntamiento concedió el permiso y sin apenas descanso, se encomendaron a un arquitecto las obras de construcción. “La plaza en un principio sería de ladrillo, pero si la edificación de la obra con estos elementos no permitiese dar una o dos más corridas en el próximo agosto, se levantará provisionalmente una de madera”.

Los plazos no se cumplieron, y a solo unos días del inicio de las fiestas del Corpus, la plaza terminó por construirse con madera. “La superficie será por lo menos de 6.400 m2 y su forma aproximadamente circular de 80 por 80 metros. Deberá estar próxima a una carretera y tener a ella fácil acceso. Su distancia al Gobierno Civil no excederá de dos kilómetros. No por carencia de recursos, y sí por falta de tiempo para construirla de piedra o de ladrillo, la plaza será de madera". Así fueron las declaraciones de D. Secundino Couto Solla, industrial de Puente-Canedo y encargado de la construcción de las instalaciones.

La inauguración

En un tiempo récord de 15 días, la Plaza de Toros se termina finalmente. La inauguración de la esperada plaza para la actividad del toreo se inauguró el día 13 de junio de ese mismo año, con una gran acogida por gente de otras localidades cercanas a la capital de la provincia.

En los años siguientes la deseada plaza de toros continuó en el mismo sitio en el que la habían construido con las prisas de las fiestas del Corpus en mayo de 1906, pero sin llegar a ser completamente finalizada. Su estructura de madera se mantuvo a lo largo de los años, pero en los fríos inviernos, la gente de los alrededores de la ciudad iba arrancando tablones de la madera de pino con la que estaba hecha la estructura, para su uso doméstico.

Año tras año era preciso reconstruir la plaza de toros para cubrir las maderas que habían sido robadas durante el inviernos, y rehacer así las zonas más dañadas. Pero la plaza de toros no tuvo un único uso, sino que sirvió para acoger múltiples actividades, como conciertos de música. Algún tiempo más tarde, en la zona en la que se había construido la plaza, se instaló la cárcel provisional mientras no se acabaron las obras de la prisión de Progreso.

San Pio X Plaza toros
San Pio X Plaza toros

El final de la plaza de toros

Pero finalmente, los terrenos en los que se encontraba asentada la plaza de toros de Mariñamansa se instaló un Hospitalillo, que se convirtió en un centro para tuberculosos en la ciudad, en el que se celebraban misas como una "extensión" de la parroquia de la Trinidad.

En la actualidad, donde estaba situada la plaza de toros, se encuentra la Iglesia de San Pío X, que aún conserva parte de su edificio original como dependencias del colegio que se sitúa justo detrás del centro religioso.

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