Problemas de atención, cognitivos, impulsividad o disminución de la memoria son algunos de los efectos

Los expertos alertan del daño cerebral que puede causar el consumo intensivo de alcohol

La Plaza de la Alameda volvió a ser el punto de encuentro de los jóvenes y la bebida. (Foto: Miguel Ángel)
El botellón, y el consumo intensivo de alcohol en el que caen los jóvenes que participan en él, puede dejar serias secuelas. Más allá de la resaca, la sombra de los daños cerebrales son una amenaza de la que alertan los médicos especialistas.
El botellón extiende cheques que antes o después el cuerpo paga. Todos los expertos avalan que el patrón actual de consumo de alcohol en los jóvenes puede provocar daños cerebrales. En según qué casos, daños cerebrales irreparables. Beber mucho, y beberlo rápido, doctrina en la que se compendia el botellón, no es gratuito. ‘Al margen de las consecuencias agudas de la intoxicación etílica, como accidentes o peleas’, señala Gerardo Florez, psiquiatra y responsable de la Unidad de Conductas Adictivas del CHOU, ‘los consumos masivos de alcohol interfieren en el correcto desarrollo del cerebro’.

Hay peajes que van más allá de la resaca. Máxime en la adolescencia. Ésta ‘es una fase clave en el desarrollo cerebral, que se prepara para al vida adulta’. El alcohol altera los procesos de maduración y puede provocar, en el futuro, ‘problemas atencionales, cognitivos, de impulsividad, disminución de la memoria’, advierte Florez.

Fernando Maté, médico de Urgencias del CHOU, llama también la atención sobre los efectos ‘tanto a nivel cerebral y hepático’. Maté participó hace cuatro años en un estudio en colegios de la provincia, en el que se constataba que el 74% de los adolescentes ouresanos con edades comprendidas entre los 13 y los 17 años, bebían de forma esporádica o con carácter habitual los fines de semana.

Las ingestas del botellón en muchas ocasiones son intensivas. Como si beber fuese una cuestión de tiempo. Eso añade peligrosidad al peligro. Una ingesta rápida, de más de 60 gramos de etanol, ‘se considera ya una situación de alto riesgo, porque habrá una cantidad muy importante que alcance el cerebro’, afirma Florez. El hígado metaboliza el alcohol a 10 gramos por hora, por tanto, ‘si bebes mucho y rápido, el hígado tardará más en eliminar ese alcohol’. Lo que significa que estará circulando por el cuerpo y ‘llegará al cerebro’. ¿Conclusión? El trago intensivo ‘es más nocivo que beber los mismos 60 gramos a lo largo de más horas’.

El consumo de alcohol interactúa, a menudo, con satélites tan o más peligrosos como él: las drogas. La enésima amenaza del botellón es que el consumo acabe desembocando en una adicción al alcohol. ‘Cuantas más ingestas se produzcan y más intensas resulten, aunque sólo sean tres veces a la semana, más riesgos habrá de desarrollar problemas de adicción’. En el CHOU ‘advertimos que se ha adelantado la edad de inicio de gente que acude a consulta por problemas de consumo adictivo de alcohol y cocaína’.

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