ASALTOS

Las gasolineras de la provincia: menos robos, pero cada vez más violentos

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photo_camera Instalaciones de la gasolinera asaltada el pasado día 10 en Ribadavia.

La Guardia Civil busca al atracador de la estación de servicio de Ribadavia en todo el territorio nacional

El atraco registrado en la noche del pasado día 10 en la estación de servicio Petronor de A Quinza (Ribadavia), en cuyo incidente resultó herido de bala el empleado José Viéitez, de 60 años, vuelve a poner a las gasolineras en el foco de los asaltantes.

El abogado de la asociación gallega de áreas de servicio, Miguel Sánchez, reconoce que los asaltos en estos negocios bajaron considerablemente con respecto a la década de los ochenta, pero los que se registran ahora son más violentos. "Hace años, aparecía un ladrón, pedía el dinero y se largaba. Las gasolineras y las farmacias eran un blanco fácil y registraban muchos asaltos", apunta, recalcando que el refuerzo de las medidas de seguridad evitaron muchos asaltos, "pero aún se continúa registrando y por desgracia con mucha más agresividad".

La seguridad en las áreas de servicio se elevó a la categoría de las joyerías y bancos. Los dueños están obligados a instalar cámaras de vidiovigilancia, alarma conectada a un centro de control policial y caja fuerte, que debe estar enterrada en hormigón en el suelo. En caso de no haber espacio, la caja debe estar anclada al terreno con grandes barrotes de hierro. "Para abrir la puerta, hay dos llaves, que deben estar guardadas en lugares y por personas diferentes", recordó Miguel Sánchez.

Los sucesivos atracos conllevaron que una amplia mayoría de las gasolineras cierren al llegar la noche, entre las 22,30 y las 23.00 horas, quedando solamente abiertas una en cada villa, en la ciudad y las que están situadas a lo largo de la autovía A-52. Los empleados que repostan combustible de noche tienen instrucciones muy claras: no tener encima más de 300 euros. El resto de dinero de la recaudación deben guardarlo obligatoriamente en la caja fuerte, meterlo en un sobre e introducirlo por una ranura, a través de la que no puede ser extraído en caso de un asalto.


SIN OPONER RESISTENCIA


En caso de que aparezcan los ladrones, los trabajadores deben entregarles los 300 euros que tienen encima sin oponer ningún tipo de resistencia. "En las gasolineras ahora no se maneja tanto dinero en efectivo porque la mayoría de los clientes paga con tarjeta de crédito. Lo que pasa es que los ladrones creen que el trabajador puede acceder a la caja y se ponen violentos", lamenta Miguel Sánchez,

José Manuel Rodríguez regenta una estación de servicio en el centro del casco urbano ourensano y cumple a rajatabla cada una de las medidas de seguridad. Recuerda que ya fue víctima de un robo en otro negocio. "Entraron de noche y arrancaron la caja fuerte, posiblemente con cuerdas de un armario. No la tenía enterrada como ahora", afirma, puntualizando que mejor que no aparezcan los ladrones, "porque si vienen, por muchas medidas de seguridad que tengas, te fastidian. Y si llevan el dinero es un mal menor, lo malo es que te hagan algo o los daños que pueden causar, que destrocen todo el negocio".

La Guardia Civil tienen un mapa de todas las gasolineras que hay en la provincia. Conocen las que cierran y las que están abiertas de noche y todas, según fuentes del Instituto Armado, se tienen en cuenta a la hora de establecer los servicios de vigilancia. "En los años ochenta, podría haber hasta cuatro robos en un mes. Ahora se registra uno o dos cada año en la provincia", afirmaron fuentes de la Guardia Civil.

El último, el pasado día 10. Los agentes buscan al atracador, que llegó a pie y encapuchado a la estación de servicio, disparando al trabajador para que le diera el dinero. El delincuente está siendo buscado en todo el territorio nacional. "Hay una investigación, se está trabajando y esperemos que de resultados", apuntó el teniente coronel Manuel Javier Novo Colldefors.


Depósito lleno y largarse sin pasar pasar por caja


En las gasolineras que están abierta de noche, los conductores son los que tienen que echar el combustible. Eso sí, para que funcione el surtidor, primero hay que pasar por caja.  Y no hay lugar a confusión, dado que todos los surtidores están bloqueados y cerrados con cadena y candado. En algunas de las estaciones, los empleados están encerrados tras una cristalera. Pero en las estaciones de servicio se está imponiendo en los últimos años una nueva modalidad de robo, que suele ser por el día, cuando los trabajadores operan con normalidad. Los ladrones aprovechan aglomeraciones de vehículos para llenar el depósito. Al volverles la espalda, ponen el motor en marcha y se largan. "En este caso, si te da tiempo, anotas la matrícula del coche y llamas rápidamente a la Guardia Civil para que lo intercepten", afirman en la estación de servicio Antela, situada en Xinzo.

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