El capital humano, su talento, es el principal activo que tienen las empresas en el cambiante entorno empresarial de hoy. Y no todas las compañías -sobre todo aquellas que no tienen problemas de competitividad- lo valoran, pero será clave en su supervivencia a medio plazo, según la presidenta de Merck España, Laura González Molero. Otras de las claves del éxito de las compañías en el siglo XXI están en la innovación en todos los departamentos de la empresa, el trabajo en equipo y la capacidad de transformar el riesgo en oportunidad.
Ante el nuevo entorno empresarial, que cambia continuamente, la gran diferenciación entre las empresas no está en los productos -que son casi todos muy parecidos- sino en las personas. El verdadero capital con el que cuentan las compañías son sus empleados, el talento. Fue la idea en la que basó su intervención en el foro La Región la presidenta de Merck España, Laura González Molero.
Y si bien el título de su conferencia aludía al papel de las mujeres en la empresa del siglo XXI, la ponente no quiso diferenciar y se centró en las personas. Hay buenos y malos profesionales, sean hombres o mujeres. Eso sí, destacó que no se puede prescindir de ellas, porque suponen el 50% del talento del país.
A pesar de que el capital humano es el principal activo de una empresa, no siempre está lo suficientemente valorado. Hay compañías que no lo hacen en absoluto, porque no tienen problemas de competitividad pero, en su opinión, tarde o temprano tendrán que hacerlo si quieren sobrevivir.
Laura González ofreció también sus recomendaciones para lograr lo mejor de los profesionales en el exigente mundo empresarial. Así, defendió que la compañía debe propiciar la creatividad, que cada miembro se sienta en el entorno adecuado para aportar ideas, y que logre que el empleado se sienta comprometido con su empresa. El reto del gestor es motivar a sus profesionales, añadió.
Otra de las claves está en el trabajo en equipo, al que los directivos deben incorporar a los mejores. Si por miedo a que nos desbanquen nos rodeamos de mediocres, estamos cavando nuestra propia tumba, indicó. Asumir el riesgo es también fundamental y tomar las decisiones que creamos adecuadas, aunque nos equivoquemos. A veces sale bien y otras mal. Fracasos tenemos todos, pero hay que seguir adelante, destacó.
Y si bien el título de su conferencia aludía al papel de las mujeres en la empresa del siglo XXI, la ponente no quiso diferenciar y se centró en las personas. Hay buenos y malos profesionales, sean hombres o mujeres. Eso sí, destacó que no se puede prescindir de ellas, porque suponen el 50% del talento del país.
A pesar de que el capital humano es el principal activo de una empresa, no siempre está lo suficientemente valorado. Hay compañías que no lo hacen en absoluto, porque no tienen problemas de competitividad pero, en su opinión, tarde o temprano tendrán que hacerlo si quieren sobrevivir.
Laura González ofreció también sus recomendaciones para lograr lo mejor de los profesionales en el exigente mundo empresarial. Así, defendió que la compañía debe propiciar la creatividad, que cada miembro se sienta en el entorno adecuado para aportar ideas, y que logre que el empleado se sienta comprometido con su empresa. El reto del gestor es motivar a sus profesionales, añadió.
Otra de las claves está en el trabajo en equipo, al que los directivos deben incorporar a los mejores. Si por miedo a que nos desbanquen nos rodeamos de mediocres, estamos cavando nuestra propia tumba, indicó. Asumir el riesgo es también fundamental y tomar las decisiones que creamos adecuadas, aunque nos equivoquemos. A veces sale bien y otras mal. Fracasos tenemos todos, pero hay que seguir adelante, destacó.
