Un recital en el Simeón recuerda a la que fue integrante del Triunvirato Vasco de la postguerra

El grupo “Palabra Viva' rescata a la poetisa Figuera Aymerich

Asistentes al recital de poesía en el Centro Cultural de la Diputación. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
El colectivo cultural ourensano “Palabra Viva” rindió homenaje ayer, a través de un recital poético en el Centro Cultural de la Diputación, a la poetisa Angela Figuera Aymerich, nacida en Bilbao en 1902 y fallecida en 1984, quien junto a Blas de Otero y Gabriel Celaya formó parte del conocido como Triunvirato Vasco de la poesía de postguerra, un grupo que destacó por el carácter social y político de sus escritos.
El poeta Fernando Gabelo, uno de los impulsores del grupo Palabra Viva surgido en Ourense hace seis años, señaló que el objetivo de la iniciativa es “rescatar a una de las mejores poetas españolas del siglo XX, y también una de las más olvidadas y que poco se conoce en Galicia”. En la misma línea se manifestó la poetisa Marisa Calvo, quien junto a Gabelo y Milucha Rodríguez recitaron algunos poemas de la autora vasca durante el recital, al que acudieron más de un centenar de amantes de las letras.

En palabras de Marisa Calvo el acto tiene como objetivo “el de redescubrir la obra de esta poetisa, que a pesar de su gran calidad sigue olvidada en la sociedad”. Calvo recuerda además que a pesar de haber formado parte fundamental del Triunvirato Vasco de la poesía, Figuera Aymerich “no es tan conocida como sus compañeros Blas de Otero y Gabriel Celaya”.

El acto, que se enmarcó dentro de la celebración del Día Internacional de la Poesía, estuvo presentado por Carlos García-Manzano con textos del poeta ourensano, natural de Maside, Víctor Campio Pereira.

Como complemento al acto, los asistentes pudieron disfrutar también de un apartado musical a cargo de la soprano y profesora de música y literatura Clara Jensen, quien estuvo acompañada por Angel Losada al piano.


Angela Figuera Aymerich estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid. Fue catedrática de Lengua y Literatura en los Institutos de Huelva, Alcoy y Murcia hasta después de la Guerra Civil. Posteriormente trabajó en la Biblioteca Nacional de Madrid. “Mujer de barro”, editado en 1948, fue su primer libro, al que siguieron luego “Belleza cruel” y “Toco la tierra”.

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