José Rodríguez Testa, de 59 años, falleció en una clínica un mes después de recibir un tiro durante un atraco

La inseguridad en Venezuela se cobra la vida de otro empresario ourensano

Rodríguez, rodeado de su esposa, hijos, nueras y sus tres nietas, la última Navidad en Ourense.
Otro emigrante ourensano, José Rodríguez Testa, de 59 años, natural de Barra de Miño (Coles) perdió la vida en Venezuela a causa del disparo de un arma de fuego, detonada por uno de los tres individuos que atracaron su tasca-restaurante, situada en la avenida Cedeño, de Valencia, capital del estado de Carabobo.
El atraco se produjo el pasado 26 de febrero y los autores dispararon al emigrante ourensano por la espalda, dejándolo herido de muerte. 'Se llevaron todo lo que encontraron, pero no quiero hablar del robo, ni tampoco de los autores, perdí a mi marido y el resto ya poco me importa. Sólo confío en que la justicia divina los juzgue', afirmaba ayer su esposa, María Isabel Mena, en conversación con este diario desde Venezuela.

Rodríguez Testa fue trasladado a una clínica privada. La bala se le quedó alojada en el cuerpo e ingresó directamente a la UVI, donde estuvo con respiración asistida hasta el pasado día 2 de abril, en que falleció al no recuperarse del disparo. 'Lo operaron en cinco ocasiones, pero no pudieron salvarle la vida', recuerda su esposa.

José Rodríguez emigró al país suramericano cuando tenía 26 años. Era padre de tres hijos, que ya residen en Ourense, donde nació uno de ellos. Las pasadas fiestas de Navidad estuvo con su familia en la ciudad y en Barra de Miño (Coles), y regresó, junto con su mujer, a Venezuela para tramitar la documentación necesaria que le permitiera regresar definitivamente a su tierra. Pero no tuvo tiempo. La oleada de violencia que se vive en Venezuela se cobró su vida.

Sus hijos, nada más tener conocimiento de los hechos, se desplazaron a Valencia y, durante el tiempo que su padre estuvo en la UVI, hicieron un llamamiento a la población para que se personara en la clínica y donara sangre. 'Toda la gente se volcó con nosotros y estamos muy agradecidos, aunque no pudimos salvarle la vida', lamentaba María Isabel Mena.

Su familia en Ourense, donde el fallecido también tiene, además de sus hijos y nueras, tres nietas, pasó momentos de angustia. 'Fue horrible. La Policía nos decía que no presentáramos denuncia porque los atracadores podría entrar en la clínica y terminar de matarlo', recuerda su nuera, Helena Ramírez, lamentando que ahora no puedan traer su cadáver a Ourense. 'Pretendíamos incinerar el cuerpo, pero nos obligaron a enterrarlo allí. No está a nuestra disposición, porque alegan que hay una investigación policial abierta y pueden necesitarlo', añadía Ramírez.

La familia, que no dispone de muchos recursos económicos, tienen que abonar ahora la factura por los días que estuvo el fallecido hospitalizado en la clínica privada. 'Se negaron a atenderlo en la sanidad pública', recalca Helena Ramírez. La familia está recaudando fondos a nivel privado, a través de redes sociales en internet (Facebook: 'Unidos por Pepe') y en las distintas administraciones para zanjar la deuda y volver a Ourense.

La Policía de Carabobo aseguraba ayer que la investigación de los hechos va por buen camino y que ya podría haber identificado a uno de los asaltantes.

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