A juicio por la caída de un anciano que falleció días después

El anciano comenzó a sentirse mal al día siguiente debido a una insuficiencia respiratoria

La trabajadora de una residencia de ancianos de A Rúa se enfrenta a una acusación por homicidio por imprudencia grave y omisión del deber de socorro por la caída que sufrió el anciano al que asistía el 22 de julio de 2017 y que murió días después por las complicaciones derivadas de un golpe en la cabeza. La acusación particular, la hija y un hermano del fallecido, reclaman hasta cuatro años y medio de cárcel. El fiscal no acusa al entender que la imprudencia fue leve y no por la caída sino por no seguir el protocolo una vez producida: dar aviso a la enfermera antes de levantarlo para examinar al paciente.

La inculpada, que sólo respondió a las preguntas de su letrado en el juicio que comenzó ayer en el Penal 1, aseguró que estaba aseando al interno dependiente que esa mañana tenía encomendado y que salió de la habitación para pedir ayuda a las compañeras de las habitaciones contiguas para acabar de vestirlo y pasarlo de la silla de baño a la silla de ruedas ya que tenía “un físico rígido”. “Al regresar al baño me lo encontré en el suelo y toqué el timbre de la habitación para pedir ayuda”, explicó la inculpada. Tres auxiliares acudieron al aseo al escuchar un gran estruendo (la acusada dice que la caída no produjo ruido). Posteriormente, lo pasaron a la silla de ruedas y lo bajaron al comedor. La víctima tenía un pequeño golpe en la sien. La imputada asegura que allí se le comunicó a la encargada, pero con matices. Habló de un deslizamiento desde la silla de baño.

El anciano comenzó a sentirse mal al día siguiente debido a una insuficiencia respiratoria por lo que fue trasladado al hospital de O Barco.  Los médicos le realizaron radiografías y un TAC tres días después cuando supieron por otra trabajadora que el paciente había sufrido una caída en el geriátrico. Detectaron una fractura de cadera y vieron un hematoma en su cabeza, que provocaron un deterioro de su salud, falleciendo el día 31.

La empresa que gestiona el centro abrió un expediente a cuatro trabajadoras, la acusada y las tres compañeras que acudieron a la habitación. La primera fue suspendida de empleo y sueldo 14 días por falta grave (dejar solo al usuario en el baño) y las otras trabajadoras fueron amonestadas (falta leve) por levantarlo sin comunicarlo a la enfermera de guardia. 

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