La Operación Pokemon ya ha comenzado a sobrepasar a letrados y periodistas. Porque manda el desconcierto en ellos y en las familias de los detenidos, que no en la jueza, famosa por no soltar prenda y aislar a las personas que detiene.

El Juzgado del desconcierto

La jueza Pilar de Lara, a su llegada ayer a los juzgado de Lugo. (Foto: ELISEO TRIGO)
La prensa de Lugo tiene callo en esto de las guardias. Han sido muchas horas de espera a las puertas del juzgado y saben que si el caso está en manos la jueza Pilar de Lara Cifuentes lo mejor es andar con el bocata en las alforjas por si no toca comer ni cenar. Pero la operación Pokemon está sobrepasando tanto a periodistas como a letrados.
El desconcierto ha sido de un calibre descomunal el primer día de la toma de declaraciones. Tanto familiares como abogados estuvieron todo el día dando tumbos de un sitio para otro. La pareja del alcalde de Ourense, Mercedes Astorga, esperaba a Francisco Rodríguez por la mañana en Lugo, se marchó a Pontevedra para llevarle cuchillas de afeitar y ropa para mudarse y vuelta a empezar el camino. A las once de la noche en Lugo aún se ponía en duda dónde estaba Francisco Rodríguez. Antonio Vallejo, persona de confianza del regidor ourensano, improvisó a media tarde una rueda de prensa en una cafetería para quejarse de la falta de información: 'Respetamos a la Justicia , pero no consentimos el más mínimo atropello. Ni los abogados ni su familia saben dónde está. Hemos sabido por la prensa que ha sufrido un problema de salud por el que ha tenido que ser atendido. Exigimos que se nos dé el parte médico, saber dónde está, cuándo va a prestar declaración y de qué se le acusa'. Vallejo clamaba en el desierto porque la jueza Pilar de Lara tiene fama de no soltar prenda y de ordenar total aislamiento de las personas que detiene.

Minutos antes, su letrado Arturo González entraba quejándose ante una veintena de periodistas que llevaban apostados desde la mañana a la puerta: 'Sabéis vosotros más que yo'. El letrado no llevaba cara de quererles colar un gol a los informadores, que no les quedó otra que seguir haciendo guardia para no perderse la noticia. Incluso pensaron que podrían comer tranquilos cuando la jueza les dijo sobre las tres y media que hasta las cinco y media no llegarían los primeros detenidos para declarar.

Pero faltaban unos minutos para las cuatro de la tarde cuando fue trasladado Román Otero, funcionario del Concello de Santiago. A continuación llegó Alberto Quintana, responsable de Sermasa, empresa que presta servicios de ayuda en el hogar en Boqueixón y por último Adolfo Gacio, alcalde de esta localidad. 'Urdangarín entró por su propio pie y a ellos los traen esposados ; no hay derecho', comentaba con tristeza la esposa de Quintana al lado de su cuñado, que aún esperaban por él al cierre de esta edición.

Tras una hora aproximada de declaración, sobre las ocho de la tarde, abandonó las dependencias judiciales Román Otero, que salió en libertad con cargos. A continuación Pilar de Lara llamó a Adolfo Gacio, que permaneció en las dependencias judiciales hasta las once y media de la noche. Un coche lo esperaba a la puerta y se fue con gesto serio.

A su abogado, Julio Lois Boedo, le tocó atender a los medios de comunicación: 'La jueza lo acusa de un delito de prevaricación, otro de cohecho y algunos más, pero no puedo abundar porque la investigación está bajo secreto de sumario'.

El letrado del alcalde afirmó que el alcalde de Boqueixón se encontraba 'cansado pero esperanzado' y se mostró también confiado en poder 'desmontar la acusación'. A esas horas, en los juzgados todavía se dudada de si Francisco Rodríguez sería llamado a declarar a altas horas de la noche. 'Su abogado piensa que está aquí', comentó otro de los letrados que asistían a los detenidos. Mientras, desde el entorno del acalde ourensano se aseguraba que seguía en Pontevedra. 'Ahora declarará Alberto Quintana y por hoy no habrá más declaraciones', avisó Julio Lois. Los letrados coincidieron que en sus años de carrera nunca habían visto 'nada igual', pero la prensa de Lugo asegura que ya está acostumbrada.

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