Una lección de humildad

Más allá de las procesiones, el Lavatorio de pies es una de las tradiciones simbólicas más representativas de la Semana Santa. Cuentan los Evangelios que Jesús, en la Última Cena, lavó con agua los pies de sus doce apóstoles, como una de sus últimas lecciones de modestia a sus discípulos.

El Lavatorio es uno de los actos centrales de las celebraciones litúrgicas del Jueves Santo, las misas llamadas "In Cena Domini". Los obispos y los sacerdotes asumen el papel de Cristo y se postran para lavar los pies de doce ciudadanos de la diócesis como muestra visible de que la humildad de Jesús sigue presente en la cultura cristiana.

Fiel a esta tradición, el obispo de Ourense, Leonardo Lemos, presidió en la Catedral la eucaristía en recuerdo de la Última Cena, en la que, ante una nutrida presencia de fieles, lavó con agua y besó los pies de doce varones sentados en el Altar Mayor. En Barbadás, la misa "In Cena Domini" contó con la participación de la Coral de San Mauro.

Xinzo de Limia vivió una de las procesiones más reconocibles del Jueves Santos, la de Jesús en el Huerto, que partiendo de la Iglesia Nueva, recorrió las calles de Lepanto, San Roque, Dos de Mayo y, de nuevo, Lepanto, de vuelta a la parroquia. El recorrido contó, además, con la participación de la Escola de Música de Trasmiras. 

La parroquia de A Xironda, en Cualedro, también fue el escenario de otra de las procesiones señaladas del Jueves Santo, la Procesión de los Faroles, donde cerca de dos centenares de feligreses recorrieron las calles de la villa portando faroles de papel, que alumbraron toda Xironda.

Es en Jueves Santo cuando se evoca la Hora Santa, el momento en el que Cristo fue arrestado por traición Judas Iscariote. Numerosas localidades de la provincia, como Allariz, Bande, O Barco o Verín, iniciaron su etapa sin misas, que se extiende hasta mañana, Sábado Santo, momento del canto del Aleluya, abriendo sus puertas para que los fieles realicen el acto de la Contemplación.