Escritor y ex presidente de la Cruz Roja

Manuel González López: ’Todos los muertos merecen ser enterrados’

Manuel González López.
Manuel González publica su segundo libro, ’Guerra y posguerra española’, en el que narra, a modo de memoria, las atrocidades que se cometieron en esa época.
¿Cómo surgió la idea de escribir un libro sobre la Guerra Civil?
El libro partió de la idea de escribir varios artículos sobre la guerra. Cuando comencé a redactar los dos primeros me salieron enormes y no tenían cabida en ningún periódico. Entonces, puesto que poseía bastante información sobre el tema, viví toda la guerra y la posguerra y fui también jefe de División de Canje de enemigos durante la II Guerra Mundial, decidí hacer una especie de memoria.

Entonces, ¿se trata de relatar sus propias experiencias durante el conflicto?

Sí, refleja todo lo que he vivido y visto durante esos años. Sobre la Guerra Civil hay más de 40.000 escritos por lo que intenté hacer algo más original y personal.

¿Qué destacaría de la posición española durante la II Guerra Mundial?

España apoyó a los nazis hasta el año 45. Se dice que España no entró en el conflicto porque no veía satisfechas sus exigencias, pero la verdad es que a Hitler tampoco le interesaba mucho porque el ejército de Franco estaba destrozado y poco podía hacer en la contienda, aquí lo único que teníamos era hambre. Pero si fuese por Franco habríamos entrado en la guerra.

¿Cómo fue la represión durante la posguerra?

Fue extremadamente cruel, se persiguió y se mató a muchísima gente. Incluso, desde el bando nacional en muchos casos los que ordenaban asesinatos ni siquiera tenían uniforme del ejército ni de la falange. Por ejemplo, un notario de Monforte de Lemos, que yo conocí, ordenó algún asesinato. También se formaban comandos que pasaban a Francia para secuestrar exiliados y traerlos a España para matarlos. La gran diferencia entre los dos bandos es que los republicanos juzgaban a sus detenidos en tribunales con jueces profesionales y en el bando nacional se encargaban los militares. Además, se dieron casos en los que a los que recibían un indulto, no se le comunicaba y lo mataban igual.

¿Alcanzó esta represión a su familia?

Sí, un pariente de mi mujer había sido teniente de guardia de asalto y fue detenido. Cuando era dirigido a un campo de concentración logró zafarse de sus captores y pudo escapar a Panamá, donde se casó y tuvo dos hijas. Pasado un tiempo, Franco ofreció una amnistía para aquellos que no tenían delitos de sangre. Cuando éste llegó, se presentó en comisaría para arreglar los papeles y allí lo detuvieron. Afortunadamente, gracias a la mediación de la embajada panameña y del Ministerio de Asuntos Exteriores, finalmente, lo soltaron.

Debido a su profesión de notario tuvo que ver de todo...

Muchas cosas muy desagradables. Los hijos de los ’rojos’ eran apartados de sus familias y adoptados por matrimonios del bando nacional como si fuesen suyos propios, y lo hacían amparados por las diputaciones provinciales y el resto de instituciones. Yo, debido a mi trabajo, veía todo aquello y me parecía una monstruosidad.

¿Y como oficial médico?

Vi cosas terribles que cuento en el libro. Participé en canjes de prisioneros, visité campos de concentración nazis, estuve en el búnker en el que se suicidó Hitler.

¿Qué opina sobre la Ley de la memoria histórica?

Estoy totalmente de acuerdo en que tiene que salir adelante. Sin ánimo de revanchas. Pero, así como las familias de los nacionales pudieron enterrar y homenajear a sus muertos, el mismo derecho tienen los del bando republicano.

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