Veintiséis niños y adolescentes conviven temporalmente con familias ourensanas que participan en el Programa de Acogimiento Familiar que desarrolla Cruz Vermella. Otros cinco menores en situación de desamparo están en lista de espera (dos hermanos de 12 y 14 años, una niña de 14, un niño de 9 y un bebé).
Un total de 75 familias ourensanas participan en el Programa de Acogimiento Familiar en Galicia que desarrolla Cruz Vermella en colaboración con la Xunta y que desde su puesta en marcha en 1995 ya ha asistido a 143 menores en la provincia. Sólo en 2007, el número de niños acogidos ascendió a 43: diez en acogimiento permanente (hasta los 18 años) y 25, en acogimiento simple (15 de convivencia plena y 18 durante los fines de semana y las vacaciones).
Ahora, 26 niños están en acogida y otros cinco menores en lista de espera: dos hermanos de 12 y 14 años, un bebé, una niña de 14 años y un niño de 9.
La trabajadora social de Cruz Vermella en Ourense, Mónica Devesa, explica que el acogimiento familiar no es una adopción, cuyo objetivo es proporcionar unos padres a aquellos niños que lo necesitan. Sin embargo, esta figura busca un entorno familiar estable que apoye a la familia de origen de los menores, mientras se soluciona su problemática transitoria.
Advierte que siempre necesitamos más familias, porque las propuestas son continuas, por cuestiones de desprotección del núcleo familiar de origen, que son multiproblemáticas, en el ámbito de lo laboral, de las adicciones, de los recursos económica e, incluso, por maltratos. También tenemos padres ambulantes, cuyos hijos presentan deficiencias en la atención, en la higiene, en la afectividad o retraso escolar.
Ahora, 26 niños están en acogida y otros cinco menores en lista de espera: dos hermanos de 12 y 14 años, un bebé, una niña de 14 años y un niño de 9.
La trabajadora social de Cruz Vermella en Ourense, Mónica Devesa, explica que el acogimiento familiar no es una adopción, cuyo objetivo es proporcionar unos padres a aquellos niños que lo necesitan. Sin embargo, esta figura busca un entorno familiar estable que apoye a la familia de origen de los menores, mientras se soluciona su problemática transitoria.
Advierte que siempre necesitamos más familias, porque las propuestas son continuas, por cuestiones de desprotección del núcleo familiar de origen, que son multiproblemáticas, en el ámbito de lo laboral, de las adicciones, de los recursos económica e, incluso, por maltratos. También tenemos padres ambulantes, cuyos hijos presentan deficiencias en la atención, en la higiene, en la afectividad o retraso escolar.
