Crónica

Noche de botellón en Ourense y… algo más

La última noche de botellón en la plaza de As Mercedes fue un cóctel con gotas de lujuria y violencia. Muchos acudieron a beber y otros llegaron a las manos, en todos los sentidos. 

Pese a los numerosos y rezagados intentos policiales por erradicar el botellón de As Mercedes, la noche del jueves -la última antes de los precintos- la plaza se llenó de nostálgicos que querían despedirse a lo grande. No faltó nada: alcohol, altavoces, puños, drogas e incluso hubo quien decidió masturbarse en la vía pública, en vivo, en directo y con el teléfono en la oreja. 

Pero para líneas calientes, las amenazas que se trazaron entre dos grupos de amigos que se enfrentaron de madrugada. El duelo comenzó con empujones y patadas al contenedor de vidrio. Pero siguió con varios jóvenes braceando entre ellos y siendo separados por otros de estado más pacífico. El bullicio era evidente y el reloj marcaba más de las 3,30 horas, sin embargo, la falta de la autoridad daba vía libre para seguir fumando el porro o dándole al cubata. Tras el preludio, vino el “after”. Un grupo de jóvenes muy dispuestos a pasárselo bien -llegaron armados con un altavoz- se instalaron en el mismo sitio y, vaso en mano, bailaron agarrados la danza kuduro. “¡Súbele!” le gritaban al dj, y el dj le subía.

Para la tristeza de muchos y el alivio de otros se acabó lo que se daba. Los precintos policiales evitarán, en principio, que los botellones se vuelvan a generar. Los propios agentes explican que jugarán al factor sorpresa. Ahora habrá que ver si los “gatos” de la Local son capaces de atrapar a unos “ratones” con muchas ganas de fiesta.

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