Obituario | Juan Tomás Hurtado Valente: Emprendedor y potenciador de los viajes de emigrantes por Europa

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Juan Tomás, que más se le conocía por el segundo, era ese dinámico, servicial, amigo como pocos, de esos que están deseando hacerte un favor y que no se olvidaban de cualquier encargo que se le hiciese. Conocí solamente de pasada y ocasionalmente a Juan Tomás y ya se percibía en él a ese que desearías tener como amigo, pero al que las circunstancias no concurrían para ello, a pesar de la estrecha amistad de muchos años con un cuñado, que me recuerda cuando ambos cursando estudios superiores, el uno en Madrid y el otro en Salamanca se veían en una y otra ciudad con cierta frecuencia. Era de aquellos amigos que hoy infrecuentes.

Tomás, como diligente que era, pasaría con aplicación por los Salesianos el llamado Bachillerato y luego el Preuniversitario en el Instituto que lo era y único, el del Posío, para más adelante irse a Madrid donde funcionaba en la Universidad Central la única escuela nacional de Ingenieros Técnicos de Montes, donde se graduó, lo que le facilitaría el inicio de su vida laboral en la ferretería familiar de maquinara agrícola Valente, y este ejercicio profesional lo relacionaría con el mundo del transporte, y, sobre todo, el de viajeros cuando asumió la gerencia de la Empresa Trives y su implicación en el transporte de emigrantes en Europa con unos autocares que partían desde esta ciudad, una necesidad que atisbó como nadie. Al mismo tiempo, tan activo en el vigor de la madurez, se implicaría con una de las granjas de vacuno mecanizadas, una novedad en la época, algo muy relacionado con su profesión.

Debemos quedarnos de su tránsito entre nosotros con esa persona sociable, cercana, gran amigo, abierto, que de la sonrisa hacía como pórtico para entablar cualquier conocimiento, amén de entrañable, generosa porque sabia y lo experimentaba, que más satisfacción se tiene en el dar que en recibir.

De Juan Tomás, me queda el recuerdo fugaz de algún encuentro que solo dio para intercambiar unas palabras cuando a lo mejor no deberíamos ser tan saludadores sino comunicadores. Es que en esta sociedad de las prisas cada uno anda a su rollo, y por tal las rutinas que acompañan y esos temores de abordar a la gente con la que más cercanía tuviste en el pasado por la frecuencia de los encuentros.

Juan Tomás, el generoso, amistoso y familiar debería ser recordado por esas virtudes, y por emprendedor, por ese su carácter de hombre decidido y viajero y por ende de fácil trato, de lo que memoria quedará para su consorte Rosa María y sus hijos Rosa, Raúl y Lucía.

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