La lluvia no hacía presagiar un gran día de fiesta, pero los ourensanos demostraron una vez más que no fallan nunca a su cita tradicional con Os Maios. Cientos de personas pasaron a lo largo del día por la Plaza Mayor para disfrutar de un día marcado en rojo en el calendario por los habitantes de la provincia.
Sorprendió la cantidad de jóvenes que se dieron cita este domingo en el centro de la ciudad, lo que asegura que la tradición seguirá siendo un referente de la cultura ourensana, por lo menos, durante las próximas décadas.
Al ritmo de música como el Himno Galego o Na Beira do Mar, los asistentes disfrutaron cantando y bailando junto con los tradicionales cabezudos. También hubo un taller de coronas para los más jóvenes y coplas, sobre todo coplas.
“¿Quieres una copla?”, fue la frase más escuchada a lo largo de la mañana. No pararon de venderse, aunque hubo alguna persona reticente a comprarlas. “Anímese que xa cobrou a pensión e un día é un día”, decía uno de los vendedores de estas composiciones poéticas a una mujer que al final terminó comprando.
Como siempre, tuvieron un tono reivindicativo y, un año más, el gran protagonista de ellas fue el alcalde de la ciudad, Pérez Jácome, al que le criticaron su gestión, que aparque en cualquier sitio o su decisión de ser él el único que oficie las bodas.
“A xente non é parva ou non sei que dicirche, gañache as eleccións, parece isto un chiste. Parece isto un chiste, aparcas onde che presta, Ourense non é un parking, méteo na cabeza. Méteo na cabeza, chea de chanchullos, vete a Vigo City, son tos’ amigos tuyos. Son tos’ amigos tuyos os que se van a casar, vaite preparando que lles tes que ir tocar”, rezaba una de las coplas.
En cuanto a los maios, hubo para todos los gustos entre el más de medio centenar expuestos, y de diversas reivindicaciones. Uno de los que más llamó la atención es el que hizo Emilio Varela, junto a tres compañeros. “Seguimos una tradición que es representar los oficios típicos gallegos, este año le tocó al panadero, vemos a la persona que mete el pan en el horno, al que está amasando y para rellenar le metimos un niño, que se supone que es el nieto, una mujer y un gato”, explica Varela. Cuenta que lleva bastantes horas realizarlo y lo más difícil es darle la expresión a las figuras, aunque él ya está acostumbrado, ya que lleva haciendo maios desde que era pequeño. “Para mí forma parte de lo que es mi cultura, mi forma de ver la vida y de pensar. Junto con los Carnavales es el mejor día del año para mí”, añade.
Otro de los que llamó la atención fue el Maio de Remely Tipon, que reclamaba no tirar basura al suelo. “Las calles están muy sucias”, se quejaba su creadora. La fiesta terminó por todo lo alto con la actuación de María do Ceo.
